Capítulo 1.

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Capítulo 1.— NO IRÉ. 

Leah Kelly.

——¡Qué no iré adefesio de ser humano! —grite afirmándome del muro del pasillo viendo si era necesario esconderme o no, porque agresiva desde el nacimiento, pero estúpida nunca.

—¡Si irás homúnculo descerebrado! —jadee ofendida ante el insulto, ¿Descerebrada?, ¡¿Con su cara se atreve a menospreciar mi lindo cerebrito?!

Muy mi hermano mayor será, pero...

—¡No eres mi puto padre! —se prendió está mierda.

Tome lo primero que encontré a mi alcance—el control de la televisión—y se lo tire dándole directo en la cara, soltó las maldiciones más escandalosas de la tierra y dando un giro de ciento ochenta se giró hacía mí y supe, en este preciso instante me di cuenta de que mi murallita no podrá defenderme de mucho, así que hice lo que todo ser humano racional y pensante haría.

Solté un grito y corrí por mi vida.

—¡Pudiste desnucarme Leah! —solté un chillido apenas jaló mi pierna cuando iba subiendo escalera arriba y me entro el desespero cuando me tiro y derrape un peldaño casi yéndome de bruces al piso.

—¡Suéltame animal, Suéltame! —grite en chillido y me gire picándole los ojos con los dedos, me soltó y volví a mi correr.

—¡Voy a matarte Kelly! —advirtió y sentí sus pasos mutantes destrozar los pobres peldañitos de las escaleras.

Subí los últimos peldaños casi clamándole a mi Dios todo poderoso que se llevará luego a mi hermano, al menos por un par de días para que lo hiciera de nuevo y lo mandará con un par de neuronas extras a está bendita tierra.

—¡Leah! —grite. Apenas cerré la puerta de mi habitación, me la bloqueo con una patada ninja, por más que metía presión para que se cerrará, no pasaba, su pie de mutante no cedía—no quiero discutir, ¿Qué tal si hablamos como seres humanos y...

—No pienso ir a...

—Está hija de...—empujo la puerta con la brutalidad de toda su existencia y por poco me manda al piso, si no fuera porque disimule mi tastabilleo sosteniéndome de un mueble agarrando mi manito rascadora para ocuparla de arma contra el simio—Leah—me señaló soltando un suspiro entre cansado y frustrado—deja de comportarte como una jodida cría—le saque la lengua en respuesta—¡Tienes 20 años ya madura! —lo imité y apenas se me lanzó encima, di un brinco subiéndome a mi cama huyendo de él.

—No puedes obligarme a ir, no quiero, ¡NO QUIERO, NO QUIERO, ME REHUSO! —grite negando.

—¿Qué no puedo dices? —sonrió mostrándome ambos jodidos hoyuelos engreídos, los odio, es como verme en un espejo y ¡Lo odio! —veamos, mocosa, estás bajo mi responsabilidad—se señaló—por mi tragas, por mi tienes este techo sobre tu cabeza, por mi tienes... ¡¿Qué demonios...?! —le lance mi manito rascadora y con suerte pudo esquivarla.

—¡No te pedí nada de esto así que no me lo saques en cara, mal hermano!

—Bien—gruñó molesto, señalándome con mi manito rascadora, ¡Le lance mi arma que pendeja! —haz lo que quieras Leah, siempre haces lo que...

—En...en verdad no quiero ir Liam—le baje a mi drama, bajándole el tono a mi voz y mi rostro de guerrera nórdica también desapareció, simplemente baje la carita, mirándolo con lastima—no...no quiero dejar este lugar...

No es por joderlo—bueno, no del todo—en verdad no quiero ir. Liam...quiere que vayamos a nuestra casa en la playa y esa casa...está tan llena de recuerdos, recuerdos preciosos que no hacen más que abrir una herida en mi pecho que solo quiero cerrar, no quiero llegar a una casa donde pase los mejores veranos de mí vida con mi familia cuando ya no está completa, cuando dos de nuestros pilares ya no están.

El verano en que todo cambió.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora