Día 5: Si Ash escuchara la canción de Misty.

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Nota: ¿Día 3? ¿Eres tú?

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Siente la oscuridad consumirlo lentamente, el silencio está ahí, rodeándolo ahora y probablemente siempre, mientras se queda en un espacio sin sentido, de donde no se puede puede levantar, mucho menos mover, es curioso que sienta tanta tranquilidad aún sin poder siquiera abrir los ojos o reconocer en donde esta, pero después de todo lo que había pasado, incluso si iba a permanecer dormido de aquella manera semi inconsciente, entonces estaba bien, porque de esa manera, ya no haría daño a nadie más y era lo mejor que le podría pasar.

Y entonces, la escucha.

Una voz muy leve, cerca de donde se encuentra, demasiado tal vez. Tarda unos momentos en reconocerla, hace años que no la escucha, obviamente es por su propia culpa, un deseo egoísta para evitar escuchar todo lo obvio y para tratar de no matarla cuando intentara llevarle la contraria o desobedecer abiertamente en momentos donde no tenía control sobre sí mismo... Era ella, la hermosa sirena a la que le arrebato la voz a consciencia, su única compañera y confidente a la que obligó a vivir en una jaula por su necesidad egoísta, alejándola de las batallas, la muerte, intentándola tener en la ignorancia.

Aunque esa idea jamás funcionó, y no puede hacer otra cosa más que alegrarse, porque gracias a ello al final ella permaneció a su lado hasta el final. Hasta lo último, aun cuando en algún momento le confesó cómo planeaba utilizarla, por más que la amara.

Siente las lágrimas aglomerarse en sus ojos e intenta moverse del suelo de donde se encuentra, mientras la canción resuena cada vez más fuerte en sus oídos, es una melodía demasiado nostálgica, como si alguna vez la hubiera escuchado, pero simplemente no puede recordar dónde o cuando, únicamente está en su memoria la sensación.

Y después de varios minutos, logró reunir fuerzas que vienen de alguna parte, girándose sobre su costado con un poco de dificultad, quedando boca arriba y finalmente abriendo de poco a poco los ojos, sintiendo como la luz del sol le calaba, sorprendiéndose cuando finalmente fue capaz de enfocar el hermoso cielo que estaba por encima de su cabeza, de la misma manera en que lentamente se hacía consciente de la fresca hierba donde se encontraba recostado, con flores creciendo al azar en la inmensidad de aquella especie de campo abierto.

Como si todo aquello no fuera suficiente para sorprenderlo y asustarlo, la presencia de la joven de cabello naranja sentada a su lado con una sonrisa, hizo, como si fuera una reacción, que las lágrimas empezaran a brotar repentinamente de sus ojos, y aunque había muchas cosas que deseaba preguntar en ese momento, dudas que se acumulaban lentamente, al final, solo pudo decir una.

—¿Qué es este lugar?

Preguntó cuando finalmente logra abrir bien los ojos, aun recostado boca arriba mientras observaba con atención la especie de cielo sobre sus cabezas, el cual parecía parpadear de vez en cuando de una manera extraña, creyendo, en ocasiones, ver alguna especie de barrotes rodeandolos, más allá del celeste demasiado limpio que había sobre sus cabezas, recordando brevemente las prisiones subterráneas.

—No lo sé, pero, por las cosas que pasaron, se supone que estamos muertos, ¿verdad?

Es entonces cuando la observa con atención, mirando la manera en que tocaba su propio cuello falto de joyería, su ropa tan sencilla que consistía en un único vestido blanco que cubría incluso sus piernas e incluso él se podía sentir más ligero que de costumbre, sin la pesada armadura, la cota de malla ni las botas de cuero. O todo esto era una especie de sueño compartido o de alguna manera habían logrado llegar al ¿paraíso? ¿Al menos ellos tenían permitido estar en un lugar así?

Bueno, sabía que al menos, él no tenía por qué estar en un lugar así.

—Tal vez, si esto es la muerte, entonces es una muy piadosa.

—Tienes razón, es una muerte demasiado benevolente para todo lo que ocurrió.

Puede ver claramente el pesar en su sonrisa, en la manera en que se acerca un poco más a su cabeza para empezar a acariciarla, sin dejar de mirarlo en ningún momento, a pesar de que hace algún tiempo siempre intentaba evitar su mirada, alejando que el tono rojizo o púrpura que solían tener, era realmente odioso.

—Oye, Misty —la mano en su cabeza se detiene repentinamente, su expresión de tranquilidad rápidamente sustituida por una de sorpresa, probablemente, porque habían pasado años desde la última vez que la había llamado por su nombre—. Dime, la canción que estabas cantando... ¿La escuche antes?

—Mm... Tal vez, pero fue hace demasiado tiempo.

—Ya veo.

Hay un corto silencio entre los dos, momento en que su amada aprovecha para separarse y recostarse a su lado, acomodándose en medio de toda aquella tranquilidad, ambos acompañados por la paz que habían perdido hace años.

—Oye... ¿Podrías cantarla, otra vez?

—Si. Puedo hacerlo.

Cerró los ojos, en paz, escuchando su dulce voz de fondo, maravillado por el celestial sonido que llegaba a sus oídos. Fuera el cielo, el infierno o una prisión eterna, mientras estuviera a su lado, su vida sería un paraíso, aún si tenía que volver a caminar sobre fuego y sangre, lo haría solo si ella se quedaba a su lado.

Después de todo, era lo último que le quedaba.

Pokeshipping Week 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora