Día 7: Proposición De Boda.

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Nota: Ya había escrito algo de esto y no quería repetirlo, así que hice esto, espero que quede bien.

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Tiene un aspecto muy sospechoso, eso está claro, lo sabe desde que salieron de casa y durante todo el recorrido que han hecho, no hay duda alguna, Misty está planeando algo y por el momento no tiene ninguna opción más que seguir tomando su mano y dejarse guiar, avanzando a ciegas hacia donde sea que se dirigen, temiendo por su vida ya que bien podría haberse enterado que rompió el jarrón que sus hermanas les regalaron el día de su boda. 

No, era imposible, había escondido bien los pedazo y su excusa fue totalmente creíble. 

Traga saliva, totalmente nervioso, antes de fijarse hacía donde se estaban dirigiendo, reconociendo esos árboles que crecían cada día más y el tranquilo río que poco a poco se hace notar a un lado del camino. Han vuelto una vez más a ese río, ese tan especial lugar donde se conocieron y que de ahí en adelante iniciaron un recorrido juntos que, incluso ahora, sigue sin tener un final, avanzando juntos, tomados de la mano. Sonríe sin pensarselo dos veces, recordando que incluso considero ese lugar tan importante que fue donde realizó su proposición de matrimonio, el lugar donde tomó la firme idea de que deseaba hacer a Misty su mujer y permanecer junto a ella el resto de su vida. Era tan especial, que incluso ahora, un año después, estaban regresando.

—Misty, ¿porque hemos venido aquí? 

No puede evitar sonreír, olvidando sus nervios tras reconocer su alrededor, era imposible que fuera por su aniversario, había sido hace poco y gracias a Brock había recordado anotar por todas partes cuando era para no olvidarlo. Así que se fijó en su espalda una vez más, en su ahora más largo cabello que cubría más allá de la mitad y que había prometido cortar, esperando una respuesta ante sus palabras. 

—Bueno, creí que sería una buena idea venir a caminar un poco, ya sabes, hace poco fue nuestro aniversario y no pude evitar sentirme nostálgica.

Puede apostar que escucha un tono divertido en sus palabra, como si algo en la situación le causará gracia aunque él no podía notar nada que pudiera causarlo.

Y entonces se detienen, sintiendo su mano siendo siendo abandonada y observando como su esposa deja de darle la espalda, sonriendo y cuya mirada parecía resplandecer más de lo normal. Sabe que no están en el punto exacto donde le propuso matrimonio, pero es cerca, demasiado, reconoce casi a la perfección la profundidad del agua donde tuvo que buscar el anillo cuando se cayó por accidente, lo que sólo lo emociona más, ya que sabe que está a segundos de recibir una sorpresa y no puede más con la tensión. 

Lo sabe, está tan cerca que casi puede saborearlo. Y entonces, ella abre la boca y habla, no alza la voz, simplemente parece susurrar como si le estuviera contando un secreto y por eso lo llevó tan lejos, a un lugar tan privado, para que nadie, excepto él, se enterara de tan privado y maravilloso secreto. 

Las risas estallan entre los dos, la emoción, ella en sus brazos, sostenida en cuestión de segundos por su cintura para ser alzada en el aire y darle unas cuantas vueltas, sin escuchar quejas, solo risas. 

Su proposición de matrimonio queda relegada al segundo lugar en sucesos conocidos como: "lo mejor ocurrido al lado del río donde nos conocimos" 

Lo primero, por supuesto, es la noticia de que será papá. 

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