Capítulo II

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Después de pasar horas tumbados en mi cama, Sebastián hablando con Estela, su novia y mi mejor amiga, y yo buscando peinados y maquillaje fáciles que pueda hacerme para el evento, era hora de alistarnos.

Mi elección de atuendo fue un vestido de color guinda, corte sirena con escote en la espalda, que recicle de una boda a la que asistí antes, de peinado recogí mi cabello en un moño alto y el maquillaje muy natural.

Llego la hora, dije una vez lista mirándome en el espejo.

El golpe en la puerta me hizo saber que mis acompañantes estaban esperándome.

Lo primero que vi cuando abrí la puerta fue a Sebastián seguido de Marco.

¡Carajo!, este último se veía en extremo atractivo.

-¡Eleonora!- dijo Sebas recalcando cada letra- ¡Vaya que estas muy guapa!- Su mirada viajo de arriba abajo.

Mi mirada por el contrario se encontró de lleno con la de Marco; era la primera vez que manteníamos un contacto visual tan largo.

El, a diferencia de la elección de Sebastián de llevar un traje azul marino, lleva un traje negro, hecho a la medida, en combinación con sus zapatos también del mismo color.

El flash proveniente del celular de Sebastián hizo que ambos volteemos a verlo rompiendo nuestra pequeña batalla de miradas.

-Se la enviare a Estela, quiere fotos, sabía que tu no le enviarías ninguna y me pidió que yo lo haga- se excusó, pero no me quedaba duda, Estela era muy capaz de hacer esos pedidos.

El ambiente en el ascensor y en el auto era un poco incómodo, pero supongo que se debe a que los tres estábamos nerviosos.

El auto nos dejó en el estacionamiento interno del estadio donde ya se encontraba la que sería nuestra guía y traductora. Nos entregó nuestros gafetes y se presentó. Su nombre es Lisa.

Todo el camino hasta nuestros asientos fue muy amable al indicarnos y explicarnos todo lo necesario para evitar perdernos o algo por el estilo, el lugar era enorme; habían demasiados niños y personas adultas, pero que, al parecer sabían exactamente lo que tenían que hacer.

Al llegar a nuestros respectivos lugares, pudimos notar que teníamos una excelente vista.

-La clausura iniciara pronto- dijo Lisa- Estos asientos fueron seleccionados para ustedes por los organizadores- sonrió- tienen la mejor vista- continuo orgullosa.

¡Vaya! Sí que saben ser buenos anfitriones.

En cuanto inicio quede maravillada, nunca antes había presenciado un evento de este tipo; los colores, los números que se presentaban, todo era muy organizado y representaba de una manera hermosa el objetivo del evento.

Aprovechando el entretiempo, me dispuse ir al baño, después de negarme a los pedidos de Lisa de acompañarme. La verdad no quería incomodarla, solo iría al baño, no era necesaria la molestia.

Grave error, ya que, entre tantos pasillos y gente, no podía encontrar los baños, considere en varias ocasiones preguntarle a alguien pero se veían ocupadas y distantes.

Seguí caminando.

-¡No quiero!- la voz de un niño llamo mi atención.

Una señora con rasgos asiáticos muy marcados, estaba tomando a un niño, que en definitiva no era asiático dado su cabello rubio y que hablo en inglés, de aproximadamente ocho años por el brazo y obligándolo a caminar.

-¡Hola!- dije para llamar su atención.

Ambos voltearon a verme.

-¿Todo está bien?- le pregunte al pequeño cuando vi sus ojos llenos de lágrimas.

Que lo nuestro se quede nuestro 《Dimash kudaibergen》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora