-¿Te desperté?- pregunta Sebastián, con fingida expresión de inocencia, después de haber pasado los últimos cinco minutos golpeando la puerta.
-¡Claro que sí, idiota!- digo golpeándolo y haciéndolo pasar.
Cierro la puerta no sin antes mirar hacia la de Dimash.
Los recuerdos de nuestra apresurada he incomoda despedida y, sobretodo, de lo previo a eso llegan de golpe solo para hacer que me sonroje y sonría como una estúpida.
-¿Por qué le sonríes a la puerta?- dice Sebastián mirándome confundido y divertido.
-¡Que!- digo sobresaltada- ¡No lo hago, de que hablas!-respondo tajante.
-Como sea- Dice, dando el tema por zanjado- Ahora me puedes explicar ¿Qué era lo importante que tenías que hacer para negarte a cenar conmigo?- Pregunta haciendo énfasis en la última palabra con fingida indignación mientras se adueña de mi cama.
Mi corazón da un vuelco furioso, pero me las arreglo para mantener mi expresión tranquila.
Sabía que preguntaría eso en cualquier momento pero no esperaba que sea tan pronto.
-¡Saca tus feos pies de mi almohada, pongo la cara ahí!- Suelto, quitándole mi almohada, ignorando por completo su pregunta.
Soy plenamente consciente de mi ridículo intento por cambiar de tema pero aun así lo intento.
- ¿Me ducho y salimos a desayunar?- Pregunto con la esperanza, casi nula, que no insista más - ¡No creo que pueda volver a dormir!- Digo, lanzándole una mirada asesina.
Toda nuestra mañana estaba libre y planeaba dormir un poco más.
-¡Claro!- dice al cabo de un rato.
"¡Ha funcionado!" me digo, mientras camino hacia el closet.
-Solo quiero decirte que, ¡esperaba que me lo digas!- suelta.
Me detengo de golpe.
-Te vi entrando al ascensor con un trabajador del hotel-dice.
Doy vuelta para ver cómo se incorpora de su posición acostada y se cruza de piernas sobre el colchón antes de mirarme a los ojos.
La vergüenza enciende mis mejillas, pero me las arreglo para no apartar la vista de la suya.
-No creí que te iban los viejitos- dice, ahora burlón.
Ese comentario me relaja por completo y hace que una pequeña risita me asalte.
Sebastián hace un gesto con su mano para que me acerque y así lo hago.
-Habla ahora- exige, una vez sentados cómodamente en la cama.
Mi vista baja hacia la almohada que tengo entre las pernas.
-¿Tengo que hacerlo?-digo.
-¡Por supuesto que tienes que hacerlo!- Exclama, con fingida indignación- ¡Tengo derecho a saberlo todo!, ¡Sabes cuánto, Estela y yo, hemos fantaseado con este momento!
Al cabo de unos cuantos minutos en silencio tomo una inspiración profunda y me obligo a iniciar con el relato.
Le cuento todo. Desde aquel primer encuentro en el festival, cómo coincidimos en el mismo hotel, los mensajes, la invitación y por último la cena aunque le omito por completo su nombre, profesión y que esta hospedado en el mismo piso que nosotros.
En cuanto termine de hablar me di cuenta la emoción con la que había relatado todo y sé que Sebastián también lo noto.
-¡Carajo!- suelta después de unos segundos en silencio.
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Que lo nuestro se quede nuestro 《Dimash kudaibergen》
Fanfiction"Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio". (Julio Cortázar)