Quiero ser digno de ti

5- Adiós

Shura lo vio partir y su corazón se estrujó... Camus sufría, sufría mucho y todo era culpa de sus compañeros de armas.

Lo había conocido mejor en el tiempo en que junto con Saga habían sido los tres traidores... siempre había sido su amigo pero el menor no dejaba ver sus verdaderos sentimientos.

En aquel momento, mientras luchaban juntos, se apoyaban y defendían entre ellos, descubrió esa faceta tímida e inestable de Camus... su sensibilidad lo traicionaba y no tenía la capacidad de imponer su máscara de frialdad e indiferencia... así conoció el corazón del chico y allí se enamoró perdidamente.

Pero ahora le veía sufrir y algo debía hacer, empezando por encarar al italiano que intentó ultrajarlo.

Bajó los escalones hasta cáncer y allí los encontró riendo y festejando por haber lastimado el orgullo de Acuario.

Su sangre hirvió y se hizo sentir al momento que levantaba su brazo en posición de ataque.

Deathmask y Afrodita no supieron qué golpeó el lugar, sólo que el cómodo sofá en que estaban sentados quedó partido a la mitad, justo entre ellos...

-¿Shura? Qué te sucede? Mira cómo dejaste mi sofá!

-Preocupate por cómo te dejaré a ti, maldito abusivo! Y va para ti también, Afro...

-¿Y eso por qué? Acaso te fue a llorar la ramera francesa?

Una trompada justo al rostro y Piscis cayó al suelo con mucha fuerza, mientras su nariz rota y labios sangraban.

-Se los advierto y saben que no hablo en vano... dejen en paz a Camus o se las verán conmigo. Él no está solo como ustedes piensan...

Y se fue de allí, dejando un ambiente lleno de odio y venganza.

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Camus no estaba en su templo ni en ninguna parte conocida del santuario, Kanon lo buscaba rastreando su cosmos pero no lograba sentir ni un atisbo de la presencia del aguador.

Fue con Aldebaran y allí se enteró de lo sucedido en su templo y luego en cáncer...

El gemelo menor se encolerizó con su amigo, el chico había venido a verlo con toda la idea de sincerarse en sus sentimientos y tauro lo había hecho sentir que no era bienvenido...

Aldebaran se sentía muy culpable, no había podido disculparse con el menor porque su mente se había puesto en blanco al ver al italiano a punto de vejarlo.

Camus le había agradecido pero no era su amigo el que le hablaba, era un completo extraño y se había marchado como tal, dejando una estela de dolor y tristeza.

Kanon escuchaba todo sin decir palabra, luego se le ocurrió preguntar si ellos en su niñez, tenían algún escondite o lugar especial sólo de los dos...

Aldebaran dudó en contarle pero al fin accedió.

Poco después, el Géminis menor se dirigía hacia el jardín oculto, pero tampoco estaba allí.

"Ya no me busques, Kanon, no me hallarás... me he marchado muy lejos y planeo no volver... renuncié a mi puesto y entregué mi armadura... gracias por tu amistad..."

Le hablaba directo a su cosmos y en efecto no estaba ni remotamente cerca...

"No hagas ninguna locura, pequeño, si tomaste distancia del santuario, cura tus heridas y tu corazón... trata de ser feliz y háblame de vez en cuando... te extrañaré, Camus!"

"Gracias... también te extrañaré... adiós!"

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Kanon había hablado con Aldebaran sobre la partida del aguador y éste se sumió en una profunda tristeza...

Le hubiese gustado tener la oportunidad de disculparse y no quedarse con el trago amargo de haber visto a Camus por última vez, destrozado y llorando, sin una pizca de vida en su cosmo.

-¿Dónde lo viste antes que se fuera?

-No lo encontré nunca, fui al lugar que me dijiste pero no estaba, allí me habló a mi cosmo y me pidió que ya no lo buscara, que había renunciado y entregado la armadura... que estaba muy lejos de aquí y planeaba no volver...

-Pero... pero no tiene adónde ir, vivió aquí desde los cuatro años, no conoce la vida fuera del santuario como tú y... aún es muy inocente a pesar de ser un santo de Athena...

-Ya no podemos hacer nada, Alde, fue su decisión...

El toro no podía procesar que su gran amor se hubiese marchado para siempre... que sus últimas palabras hacia él fueron de profundo dolor y tristeza...

-Lo buscaré... si es necesario renunciaré también...

-Camus no quiere ser encontrado, por ahora deberías darle tiempo, respetarlo y estar atento al poder de su cosmo, si se desestabiliza, se hará sentir y lo hallaremos...

-Gracias Kanon, en verdad me has ayudado mucho y has estado junto a Camus del modo que yo no pude...

-Nada que agradecer... Saga siempre dijo que Camus era muy sensible y que sufría por ser tachado de traidor...
su fachada de frialdad no pudo contener sus sentimientos al ser excluido de la élite dorada por sus propios compañeros...

Mi hermano cree que hay algo más en torno al hecho de que todos fuimos perdonados y aceptados de nuevo por nuestros camaradas pero no así Camus...

Aldebaran pensaba y pensaba... no entendía el porqué de ese odio hacia Acuario, aunque tenía una vaga idea de que Afrodita había sido quién había puesto a todos los caballeros en su contra, inventando cuentos y chismes, tejiendo una red de mentiras tan bien armada que todos la creyeron...
Shaka, Mu y él mismo sabían que eran calumnias, Saga y Shura habían estado junto a él y entendían que todo era mentira pero los demás, no sólo los dorados, los de plata, y hasta los de bronce se habían alejado...

-Estoy seguro que Afrodita está detrás de todo pero sigo sin entender la razón de su odio hacia Camus...

Siempre creí que era una cuestión de celos porque Deathmask le dedicaba miradas a Camus y a veces halagaba su belleza... pero eso no es un motivo para odiarlo! Se pudo pelear con su novio y ya... no era que Camus le diera importancia a los cumplidos o que lo hubiese seducido...

-En verdad no sé, amigo... todo es muy extraño y deberíamos prestar atención a sus actitudes ahora que se enteren de la partida de Camus...

-Sí, los observaré de cerca...

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El lugar era bastante inhóspito y solitario pero aún así le agradaba... debería trabajar mucho para salir adelante, no tenía conocimiento de ningún oficio pero entendía de todo un poco, habiéndose leído los libros de las bibliotecas de todo el santuario.

Tenía lo teórico, le faltaba ponerlo en práctica y esperaba encontrar gente amistosa que se lo permitiera.

Contaba con una ventaja... a pesar de ser muy delgado, era fuerte y su porte seguro no pasaba desapercibido, como tampoco su belleza natural.

Caminaba tranquilo por las calles de la pequeña ciudad, observaba los negocios con curiosidad dado que pocas veces había estado fuera del santuario y era siempre por misiones o en Siberia, dónde sólo había hielo.

Un cartel llamó su atención:

SE NECESITA BIBLIOTECARIO

Su sonrisa se hizo enorme y decidido entró en el recinto, el cual estaba lleno de polvillo, como si hiciera siglos que nadie entraba.

Un hombre entrado en años lo miró con desconfianza y Camus se presentó tímidamente.

El hombre no podía creer que un joven de veinte años deseara trabajar en un lugar tan lúgubre como ese, donde los libros se acumulaban en filas en el piso porque nadie quería el empleo y él ya no podía subir escaleras por su edad.

-Soy la persona que necesita, deme una oportunidad por favor...