; o1

4.5K 330 333
                                    

Era ya de tarde, pero no tanto como para verme envuelto en un problema; estaba corriendo por los alrededores de Shibuya Japón, temiendo por mí y mi cuerpo. 

Jadeaba constantemente por la carencia de oxígeno en mis pulmones y el sudor pasaba por todo lo largo de mi frente.

Oía a poca distancia las risas y pequeños suspiros de los alfas locos que seguían mis pasos.

No estaba del todo bien, mis pulmones se contraían violentamente haciendo que cada paso se volviese un martirio en mi esternón. Mi perspectiva empezaba a fallar, cada parte de mi cuerpo no respondía como se suponía, tropecé, cayendo estrepitosamente contra el suelo siendo objeto de sus burlas.

—Vaya... finalmente decidiste ceder, ¿eh?— su voz me incomodó, y sus desparatosos ojos lo miraban sucios—Me ahorraste el trabajo.

Comentó uno de ellos quien parecía ser el líder por su aspecto salvaje y desaliñado.

De repente mi pecho comenzó a contraerse de manera agresiva, mi contraparte omega fue sobre-exigida y eso significaba una cosa, mis esperanzas por escapar, o siquiera defenderme se reducían alarmantemente.

Me quedé completamente sumiso ante sus deseos asquerosos; tenía a ese alfa encima de mi con aquellas manos bruscas recorriendo cada parte de mi piel.

Era repugnante, su olor que se impregnaba cada vez más era fétido, no lo soportaba; aquella noche las glicinias parecían floreceren, fueron testigas de lo que hubiera sido quizá un final con olor a tragedia.

—P-para...

No había salvación; sin embargo, tal vez por un pequeño instante intenté volverme un héroe nuevamente, de mi mismo, y traté de reunir fuerzas como para poder empujarlo y seguir corriendo, pero fueron aplastados en tan solo un segundo y todo por ese hombre que ni siquiera sé si le podría llamar como tal.

Ser preso de sus instintos, lo recuerdo claramente, que a pesar de mis inútiles esfuerzos nada iba a cambiar, que su estúpido pnesamiento de animal prevalecería y que me arrastraría a ello.

Con sátira aquel ser me tironeó hacia la pared haciendome gemir por el dolor, y no perdiendo nada de su tiempo me despojó de mis vestiduras.

—A-Alguien... n-no—estaba surcando sus manos ásperas y viscosas por mi rostro, obligandome a mirarlo.

No quiero hacerlo; resplandeciente luna, mi esperanza estaba pereciendo.

Y poco a poco presentí que estaba llegando a lo peor, los latidos de mi corazón repentinamente se aceleraron, retumbaban en mis oídos, mis mejillas se sonrosaron de manera natural y mordí mis labios desesperado de no liberar ni un solo grito o gemido.

Aquel hombre había golpeado bruscamente mis brazos hasta casi torcerme las muñecas, volviendolo a repetir solo por gusto, no me ayudó, solté un fuerte grito que fue ahogado por una de las grandes manos contrarias.

—Esto se siente tan bien...

Cerré mis ojos, derrotado y lleno de lágrimas; estaba echa una mierda gracias a él.

Pensaba que todo estaba acabado, él hacía lo que quería conmigo, habían varias peronas burlescas mirandome ansiosos por tal vez follarme; pensamientos como esos no me permitieron reaccionar cuando el dolor apareció y desapareció; no sabía que estaba pasando a mi alrededor, pero todo ya daba igual.

Se oían golpes, patadas, alguien cayó, no... fue más de uno y luego pasos acelerados, ¿estarán huyendo?

Y si fuera así, ¿de quién?

𝙇𝙤𝙣𝙚𝙡𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora