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Un semana después de lo acontecido el de cabellos burdeos y ojos singulares había tenido sueños algo raros

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Un semana después de lo acontecido el de cabellos burdeos y ojos singulares había tenido sueños algo raros.

Almenos para él.

Eran borrosos, parecían recuerdos, unos muy lejanos.

Siempre terminaban en un llanto incontrolable que lo hacían despertar en plena madrugada.

A pesar de eso trataba de seguir con su vida normal, tenía fé en que esos sueños se irían algún día.

Ese día en particular, un sábado, por la mañana que resultó ser un poco más gélida de lo normal, decidió arreglarse lo más rápido posible.

Sería un gran paso para el mayor de los Kamado, hoy se presentaría a ese cafetín, de esa dichosa empresa, para pedir trabajo.

Días antes había acordado con su padre, quien muy agradecido decidió aceptarlo.

Y al día siguiente, le contó a su amigo, el pelidamasco, sobre la gran noticia.

Le había prometido ir junto a él, para compensarle por las muchas cosas que había hecho por él.

Siguiendo con la narración actual, el mayor esperaba pacientemente a su amigo Sabito para que fueran juntos.

Mientras esperaba oyó por su habitación los pasos pesados, asumió que era su hermanita que porfin había despertado.

—Buenos días Tanjiro-niichan. . . —habló primero la dulce Nezuko mientras se tallaba sus ojitos con una de las mangas de su largo y rosáceo camisón.

—Buenos días Nezuko, tu desayuno y el de papá ya están servidos. Cuando me vaya despiertas a papá para que no desayunes sola.

—Claro hermanito, por cierto. —se acercó hasta el y le entregó la mochila de su hermano. —debes de llevar tu mochila, par que guardes tu chaqueta y el bento que hice para ti.

—¡Gracias Nezuko! —el mayor aceptó gustoso aquel gesto tan dulce de su hermanita, aún con las dudas de cuándo había preparado la comida.

—Voy a llamar a Sabito-chan— habló la menor mientras se sentaba al lado de su hermano y marcaba el número en su celular.

Para sorpresa de ambos un sonido en especial se oía en la puerta principal.

—¡De seguro es él! —corriendo junto a su hermana abrieron la puerta encontrándose a su amigo.

—¡Que tal chicos! —saludó su amigo a ambos —Lamento la demora, tengo algo para Nezuko-san, es de parte mía y de Makomo. Espero que sea de tu agrado.

Entregó sin rodeos una bolsita de papel, de tono rosa con diseños de flores a su alrededor.

—Son unos dulces de muchos sabores para que puedas disfrutar cuando tu hermano esté fuera.

𝙇𝙤𝙣𝙚𝙡𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora