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Esa misma tarde los prósperos estudiantes de la preparatoria Kimetsu caminan como si sus camas serían el último lugar al que irían

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Esa misma tarde los prósperos estudiantes de la preparatoria Kimetsu caminan como si sus camas serían el último lugar al que irían.

Las dos últimas horas les había tocado física y aunque el profesor lo haya hecho ver fácil, los ejercicios de sus libros eran completamente lo opuesto.

Tratar de resolverlos fue un martirio para todos, menos unos cuantos.

Entre ellos el joven pelirrojo de ojos bermellones y aretes cartas hanafuda y el joven de cicatriz cerca a su boca, cabello de melocotón.

Mientras caminaban por los pasillos, entre mucho bullicio, Tanjiro logró entablar una charla con Sabito.

—Sabito-kun, hasta ahorita no nos has dicho sobre el porqué corriste derrepente.

—Eh, es que, siendo sincero esta mañana me habían crecido los colmillos y no sabía cómo hacerlos desaparecer. Me daba algo de pena si me veían así.

—Pero no creo que sea para avergonzarse, es tu naturaleza, no hay nada mejor que dejar que todo fluya.

—Gracias Tanjiro, como puedes ser tan amable y gentil con todos. Yo no podría. .

—Todos se merecen la amabilidad y gentileza de una u otra forma. Todos lo necesitamos.

El de ojos gris lavanda revolvió los rebeldes cabellos de su amigo en señal de aceptación hasta sentir la presencia de su hermano mayor.

—Hola hermano! —el mayor levanto su brazo haciendo señales hacia el mayor de los Tomioka.

—Hola Sabito, Makomo— la con ternura se abalanzó hacia su hermano en un abrazo.

—Chicos, el es mi hermano mayor, Tomioka Giyuu.

Todos saludaron de manera formal a aquel joven, pero este solo tenía sus ojos en una sola persona.

—Espero que sigan llevándose bien con mis hermanos. —su voz era monótona ante los amigos de sus hermanos.

—Tenemos que irnos chicos, preparen todo el material para el día que nos juntemos.

Todos asintieron ante la orden del de cabello melocotón y cada uno se fue por su ruta.

—Adiós Sabito-kun, Makomo-san y Tomioka-san. —el de cabello carmesí se despidió con una tierna sonrisa en su rostro y se fue caminando junto a su amigo rubio.

—E-Espera Tanjiro! —gritó el azabache corriendo hacia el susodicho.

—Ocurre algo Tomioka-san? Se siente bien?

—Si, pero no te gustaría irte con nosotros, digo, la ruta es la misma así que si deseas puedo dejarte en tu casa.

—No se preocupe Tomioka-san, no quiero causarle problemas.

𝙇𝙤𝙣𝙚𝙡𝙮 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora