Tú eres una de las pocas personas por las que daría mi vida, por la cual iría hasta el fin de mundo, bajaría el sol e iría a ver si la luna es de queso.
Tú eres ese signo positivo que llegó para cambiar mi ecuación y su resultado.
Tú eres los signos de puntuación que hacen que mi historia tenga diferentes sentidos.
Poéticamente, eres todos los errores posibles que un poeta puede cometer para que su poesía sea perfecta.
Musicalmente, eres las notas y acordes de las partituras de Mozart y Beethoven.
Filosóficamente, eres el "solo sé que nada sé" de Sócrates.
En cuestiones de sentimientos, reemplazas todos los míos.
Biológicamente hablando, eres la serotonina que libera mi cerebro para hacerme feliz y la adrenalina que invade mi torrente sanguíneo y le da emoción y sentido a mi vida.
Podría jurar que tu presencia en mi mundo es adictiva, no sé en qué tipo de droga catalogarte, si nicotina, cafeína, alucinógena o con efecto secundario.
Quiero decirte que en mi actual mundo eres mi todo y aunque sé que quizá lo nuestro no dure para siempre, quiero prometerte que haré hasta lo imposible para que en el futuro recordemos esta historia como uno de los mejores capítulos de nuestras vidas...