Los rayos del fuerte sol de Venecia, incidan en el cuerpo de Felicity, la misma estaba en una silla de playa con su Bikini, intentando broncearse. Pero una sombra tapo esos rayos, haciendo que la rubia levantara su vista.
— Hola preciosa, ¿Quieres ir a tomar algo conmigo? — coqueteo un hombre de treinta y tantos, con su cabello castaño oscuro y ojos marrones.
— Lo siento, estoy casada — contestó fríamente mostrando su anillo, intentando que el sujeto se retirara.
— Yo no lo veo por aquí — pronunció con su voz grave.
— Está por allí — comentó simplemente ella, a lo cual el extraño miró a donde el dedo de la misma apuntaba.
A pocos metros, se podía ver a un hombre con sus músculos completamente marcados salir del agua, con el caminar más sensual que Felicity podría ver en su vida. El sujeto extraño miró a Oliver, para seguidamente ver a la rubia.
— Lamento molestar, mejor me iré — se atemorizó, al ver al esposo de la misma. Esta se carcajeo, al ver el comportamiento del extraño.
— ¿Quién era ese? — inquirió el castaño, sentándose en la silla junto a su esposa.
— Alguien tonto —sonrió, besándolo. — No sabes lo sexy que te ves justo ahora.
— Seguro que no más que tu, estas preciosa — la beso nuevamente.
Hacía una semana que la pareja se encontraba en Venecia, estaban disfrutando al máximo su Luna de Miel y demostrando su amor en cada rincón del mismo. Los ojos brillosos de Felicity podían afirmar lo enamorada que estaba de su esposo, como cada día ese amor se multiplicaba.
— Tenemos que volver — anunció el castaño, que hacía un minuto había leído un mensaje urgente en su celular.
— ¿Ocurrió algo con Luke? — Preguntó preocupada la rubia, que se inclino en su silla.
— Si, los están atacando hace una semana, lo quieren a él, necesitan sus poderes. — explicaba Flecha, que se levantó rápidamente junto a su esposa para dirigirse al hotel. Volverían de inmediato
— No entiendo porque no nos avisaron antes — expuso la chica.
Mientras tanto en Star City, Luke y la familia de Diggle estaban en la casa del mismo, hace unas horas habían recibido un nuevo ataque, estaban en el parque mientras los chicos jugaban y simplemente aparecieron a atacarlos. Esta vez habían sido solo tres, por lo que Diggle y Lyla se encargaron de estos.
— Ya les avise, no pueden seguir pesando que aquí esta todo bien — hablo Lyla, dejando su móvil en la mesa principal.
— Ellos dejaran su Luna de Miel por mi — se entristeció el chico.
— Es por tu protección, ellos tienen derecho de saber que estas en peligro.— le explicó el moreno, que estaba junto a su esposa.
— Tranquilo, estarás a salvo — le aseguró Lyla, apoyando su mano en el hombro del mismo.
— Vamos, Luke. Iremos a jugar— le propuso John J, a lo cual el acepto a duras penas.
— Hablaré con los agentes de Argus, para reforzar la seguridad. — informó la esposa de Diggle.
— Eso estaría bueno. Ve, cariño — comunicó el moreno, despidiéndose de su esposa con un corto beso. — Lleguen pronto, chicos — pensó en voz alta.
Por sobre las nubes se encontraba la pareja, el Jet privado de la joven había sido su salvación, ahora que la empresa era completamente suya, tenía sus privilegios.
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Pequeño Recluta
Historia CortaNunca esperaron que después de una masacre, la luz se haría presente entre la oscuridad.