Una Idea, Un Inicio

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Y ahí estaba ella otra vez, esperando pacientemente en el banco de la plaza a que los relucientes cuernos pálidos de su Salvador asomasen por la orilla del pozo, dando a conocer la llegada de su querido héroe

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Y ahí estaba ella otra vez, esperando pacientemente en el banco de la plaza a que los relucientes cuernos pálidos de su Salvador asomasen por la orilla del pozo, dando a conocer la llegada de su querido héroe.

Una rutina tranquila, pero monótona después de varios días de lo mismo.

Incluso contar los días era complicado y aburrido, después de todo el Pueblo estaba bajo una caverna subterránea, el medir los días y noches era problemático.

La única fuente de luz "natural" que recibían los residentes era la que emitían las farolas Lumafly.

Por si fuera poco o nada, el silencio sepulcral del pueblo era algo amargo.

Aunque no se podía esperar menos de una ciudad de tan sólo 5 habitantes contándole a ella.

Sly el vendedor (Más bien estafador carero), Elderbug el anciano amigable de la plaza, Iselda y Cornifer, una pareja adorable de adultos de edad algo avanzada, y ella misma, Bretta.

Alguna que otra vez vio una cara nueva, como ese chico encapuchado que pasó de largo del pueblo y se lanzó al pozo sin dudarlo; o también esa exploradora muy amigable que habló con ella una vez antes, según recuerda esa insecto estaba haciendo un diario de su viaje por Hallownest y aún no terminaba su travesía.

Esa chica le había mostrado con gusto páginas de su diario (Aunque escrito en un idioma diferente al Hallow-Script clásico que usaba) y le mostró parte de las maravillas que había a lo largo de las cavernas.

Aunque a pesar de ello algo seguía molestando a Bretta, y es que aún cuando había despertado en el fondo de los Paramos Fúngicos, muy lejos de lo que le había mostrado su amiga, no recordaba en ningún momento haber ido a esos lugares.

Y es que, lo único que recordaba de su tiempo ahí era el rostro tan blanco y brillante de su Salvador.

Él le había rescatado de un laberinto de espinas entre esa zona gutural llena de hongos y esporas, tomándola de una garra y escoltandola hacia la estación de Ciervos. Había incluso visto a unas peligrosas y mortíferas Mantis postrarse a los pies de su amado, con total respeto. Fue fascinante, como caminar al lado de un Poderoso Guardián al que todos veneran, se sintió tan protegida en esos momentos.

Sentada en el banco, se le puso colorado el rostro de tan solo recordar esos momentos.

En parte gracias a esa situación, era que le irritaba tanto esperar el regreso de su pequeño y valiente, aunque silencioso, héroe.

Su curiosidad le llamaba a ver esas cavernas de salvajismo y belleza ocultas de su comprensión.
Pero aún así, el miedo o más la incapacidad y inseguridad le impedían ir.

Ella era gorda, no era rápida, dar una caminata larga era una tarea difícil para ella, ni pensar en una carrera contra las Cascaras infectadas que rondaban los túneles, era prácticamente un bocadillo para cualquier bestia en esos túneles.

Las Desventuras De Una Doncella (Hollow Knight) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora