UNA HORA [KM] "PAUSADA"

CUATRO

JIMIN
•

Yo era el único de ambos que trataba de no disimular que las cosas estaban bien. Él vivía con normalidad, sonreía fácilmente y me hablaba en las tardes como si nada. Sé que era falso, porque después se quedaba en silencio y bajaba la mirada con pena y tristeza, tal vez él sufría más que yo, tal vez sufriamos lo mismo de distintas maneras.

—¿Y ahora?

—¿Qué? —salí de mis pensamientos—, no te oí bien.

—¿Ahora qué va a pasar contigo y él?

—Nada, todo normal por ahora.

Frunció el ceño y siguió acomodando pañales en el estante. Taehyung había aceptado el mismo trabajo que yo en la farmacia, y en el mismo horario para que pasáramos el tiempo juntos como amigos de niñez que somos.

—Todos dicen que le gustas a una tal Rosé, creo que es amiga de Sana, en realidad no lo sé con exactitud. —Yo también he oído mucho de esos rumores, no he hablado con la chica más que dos veces, una para pedir la hora y otra para entregarle un boletín sobre baile—. Si supiera que eres gay...

—Ni lo digas, tonto...

—¿Por qué llegaste muy temprano hoy? Pensé que Jungkook y tú apreciaban cada segundo —mis manos se hicieron puño al escuchar su pregunta—, dijo el jefe que llegaste diez para las seis.

—Hoy no nos vimos, Taehyung. Sana tuvo una fiesta en Golden Club.

—Envidio que tengan dinero extra para darse esos lujos, y que Jungkook tenga amigos así, él tiene a dónde ir, pero tú y yo sólo tenemos este trabajo —dijo con tristeza.

Las horas fueron pesadas y aburridas para ambos, el televisor estaba encendido, vímos las noticias con aburrimiento y también adelantamos un poco de la tarea. No hubo más que diez clientes en todo el rato. Jungkook no respondió mis mensajes sino hasta que estaba guardando mis cosas y los empleados del siguiente turno llegaron.

"Kookie"

•Kookie.•
18:02 hrs.

•¿Cómo vas, Kookie?•
18:27 hrs.

•¿Sigues en la fiesta? Supongo que sí, responde, bebé.•
19:14 hrs.

•Da igual, has de estar ocupado, diviértete.•
20:22 hrs.

•Me mandas mensaje cuando llegues a tu casa.•
21:31 hrs.

•Ya llegué a casa, Jimin.•
23:56 hrs.

•Ok.•
23:57 hrs.

No puse nada más e ignoré los mensajes que me llovieron tras mi respuesta cortante, era obvio que yo estaba molesto e incluso la palabra se quedaba corta, estaba furioso, apagué mi celular en lo que me relajaba para no soltarle alguna tontería que arruinara todo, en eso éramos distintos. Yo contengo mi enojo y me doy un momento a solas para no decir incoherencias, pero me es difícil perdonar o disculparme, él no es así, él suelta palabras hirientes sin pensarlo y no tarda mucho en llegar a disculparse o en su defecto a perdonar.

—Nos vemos, Tae, gracias por traerme a casa —digo sonriendo aunque sin tener reales ánimos—, mañana nos vemos.

Asintió con la cabeza, le entregué el casco de su motocicleta y entré a la casa en silencio, mi madre ya se había dormido y mi padre estaba cocinando en tan altas horas de la noche, era la comida de mañana.

—Ya llegué, papá —enseguida soltó el cuchillo y me sonrió—. ¿Cómo está mamá?

—Está bien, aunque también se siente desanimada, no puedo cocinar tan maravillosamente como ella lo hacía, pero parece apreciar mi comida. Si no la sacamos de la cama, pronto va a empeorar. Necesito conseguir a alguien que la acompañe a caminar —regresó a su labor en la cocina—. Yo tengo que trabajar.

Tragué saliva silenciosamente, en esos momentos la única oportunidad que tenía para llevar a caminar a mi mamá era a las cinco, maldije para mis adentros al recibir de su parte una mirada insinuadora para que la ayudara yo.

—Bueno, estoy muerto, iré a dormir, papá.

Dejé un beso en su mejilla y avancé a mi habitación, mis pasos hacían eco en el frío pasillo, poco a poco se desvanecía el ruido del golpeteo que producía el cuchillo en la cocina, se desvanecía al igual que mi sonrisa cansada.

Tenía que pensar bien las cosas y ordenar mis horarios. Poco a poco comenzaba a dejar muchas cosas de lado, poco a poco dejaba mis pasiones.

Esa noche me eché a la cama y lloré en silencio.