tres

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Preparabas comida exquisita.
Era otra razón para amarte.
Cada que regresaba de alguna misión, preparabas un banquete entero para mí, era como estar en el paraíso, estaba contigo.
Hasta que lo conociste.
A veces maldigo el día que supiste de su existencia porque... ¡Tú eras mía! ¡Me pertenecías! Y no lo sabías, pero también quería verte feliz, verte sonreír...
Aunque no fuera conmigo.

Me sugeriste invitar a comer el escuadrón entero.
Nunca quise hacerlo, tú comida era deliciosa como para compartirla con esa bola de cabezas huecas... ¡Incluyendo al capitán!
Pero insististe y yo no podía negarme. Cuando me implorabas por algo era tan hermoso, tú te veías hermosa.

¡Maldición Gine! Me había perdido en ti.

Para Gine. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora