O2. 2

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Ya habían pasado dos meses desde que Jungkook se mudó a la habitación de Jimin, ya se habían acostumbrado la una a la otra, a sus manías, hábitos y gustos de cada quien, por ello mismo la convivencia era tan armoniosa.

—Por la mierda—Suspiro enojada.—¡Jungkook!—Gruñó Jimin.

—¿Qué quieres rubia?—Respondió acostada en su cama.

—¿Acaso te lesionaste el brazo? O ¿Es que tus manos no sirven? ¡Ya te he dicho que recojas tus cosas! Siem-...

Y a partir de ahí la azabache desactivo sus oídos dejando de escuchar a la pequeña cosa quejona y siguió descansando.

Hasta que esa pequeña cosa se puso encima de ella, en su pierna.

—¿Qué demonios?—Preguntó mirándola como se cruzaba de brazos sobre su pierna derecha.

Mierda, vamos Jimin, levántate.

—No, siempre tengo que ordenar yo porque pareces que estas pegada a la cama ¡Yo también quiero descansar!

—Jimin, si no quieres descubrir que mis manos si funcionan, levántate—Dijo apretando la mandíbula.

La rubia se mordió el labio al entender lo que quería decir Jungkook.

—¿Vas a ordenar entonces?—Preguntó removiéndose accidentalmente y apoyando sus manos cerca de los pechos de la azabache.

Jungkook juró bajito.

—Okay, ordenaré yo así que quita tu enorme culo de encima mío.

Jimin se levantó sonriendo.

Y Jungkook sabía que esa sonrisa significaba peligro.

La rubia se giró tomando el borde de su camiseta para levantarla dejando ver su trasero con solamente unas bragas negras.

—No es enorme Jungkookie—Dijo bajito para sonreírle y meterse en el baño.

La azabache tragó duro.

Joder, Jungkook no era mejor que un hombre, el simple hecho de haber visto el muy sexy culo de Jimin la había hecho calentarse imaginándola en muchas posiciones no muy inocentes.

Y ni siquiera era primera vez que lo veía, Jimin andaba todos los días con solo una camisa que con las justas le cubría el trasero, porque cuando se estiraba a coger algo, ese culo redondo y perfecto siempre estaba a la vista. Con esas diminutas ropa interior que usaba Jimin, tampoco usaba corpiños o un top deportivo, simplemente sus diminutas bragas y una camiseta gigante, haciendo que sus firmes pechos rebotaran cuando caminaba por la habitación, era lo suficientemente grandes y redondo...

Tenía que salir de ahí.

Tienes que ordenar.

Tsk, no creo que a Jimin le moleste ordenar una vez más—Dijo para si misma tomando sus cosas y saliendo de allí.

•••

La azabache se dirigió hacia uno de los jardines, era la parte del campus que más le gustaba a Jungkook y que le ayudaban a dejar de pensar en una pequeña rubia caliente y las cosas que quería hacerle.

Casi todos los árboles estaban juntos, formando una especie de techo que evitaba la luz.
Le gustaba sentarse y escuchar música o leer de su celular, el solo sitio ya de por si era relajante.

—Hola Kook—Le saludó Samantha.

—Hey Sam, ¿Saliste por fin de tu escondite?—Preguntó.

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2023 ⏰

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