-Bruce Wayne (Batman)-

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-Le has dado un buen golpe. -oigo una voz grave, lejos.

Hay una bolsa congelada apoyada en mi cabeza. Hielos. Me siento entumecida, como si fuera un saco de arena. Estoy tumbada boca abajo en un sillón. Abro los ojos. El suelo tiene una alfombra roja. Desorientada,  quiero incorporarme pero todo me dá vueltas y acabo en el suelo,  sobre la alfombra. Unos brazos me recogen casi al instante.

-¿Estás bien?- es la voz de Dick , que me sujeta por la cintura con una mano y por la espalda con la otra.

-Mala persona. - gruño.- Vaya golpe me has metido.

Me dedica una media sonrisa, sentádome en el sillón.

-Eso te pasa por seguirme.

-Mm...eso no tiene que ver.

Alza una ceja.

Suena el timbre.

-Voy yo.- dice la misma voz grave de antes.

-Okey. Ése es Bruce.- añade. - Y el que ha llamado,  según la hora que es, seguro que es Oliver.

Parpadeo un par de veces; se me va un poco la vista.

-¿Puedo...tumbarme?

Dick me mira con preocupación.

-Claro.- se levanta,  yéndose a otro sillón para dejarme hueco.

Apoyo la cabeza en el reposabrazos, me desago de las botas y apoyo los pies en el sillón. Cierro los ojos. Se está bien aquí.

-Hola, Dick. Siento que Hana no pueda venir... - dice Oliver.

-Hola, ¿eh?- le saludo, divertida.

-¿Dónde te habías metido?

-Persiguiéndome.

Ollie me mira un momento.

-Supongo que esos hielos no los has usado para enfriar unas Coca-Colas.

-Tu ayudante lleva media hora fuera de juego.- comenta el  hombre que viene detrás de él.

Es alto, de hombros anchos, de pelo negro y ojos marrón oscuro. Está serio pero sus ojos sonríen. Y me suena mucho de algo.

-Soy  Bruce Wayne. Embajador de la ciudad de Gotham.

-Ya decía yo que me sonabas.

- Siempre le suena a la gente.

-Bueno.- nos interrumpe Oliver. -¿De qué querías hablarme?

-Charla de negocios. - "tose" Dick.

-No, en realidad quería hablarle de Batman.

El chico abre mucho los ojos.

-¡Ni se te ocurra!

-Si ya lo sabe.

A pesar de la interesante información,  los ojos se me van cerrando. Llevo varios días teniéndome que acostar a las cinco de la mañana y empezando a trabajar a las ocho. Acurrucándome y con el murmullo de voces de fondo, me voy quedando dormida.

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Despierto desorientada cuando noto que alguien me lleva en brazos. Mi mejilla está apoyada en una camisa.

-¿Mm...?

-Sh...Duerme.

Y vuelvo a caer en los brazos de Morfeo.

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Lo primero que noto es olor a algo que no pongo nombre. Después que estoy en una cama, arropada y calentita. Me acurruco, hundiendo aún más la cabeza en la almohada. Paso así unos minutos,  respirando lentamente,  sin despertarme del todo. Poco a poco voy abriendo los ojos. Estoy en una cama de matrimonio. Las paredes son color dorado oscuro.¿Dónde estoy?  Sé que me quedé dormida y justo después tengo el vago recuerdo de que alguien me llevaba en brazos. Me incorporo a medias, sobre uno de mis codos. Veo sobre la mesilla mi arco, el carcaj con la flechas y mi móvil. En el suelo están mis botas. Desperezándome, veo que la luz del sol entra por la ventana. Sonrío y justo al momento la sonrisa se me borra. ¡Es de día y hoy trabajo! Rápidamente agarro el móvil. ¡Las diez y cuarto! ¡Llego tarde, muy tarde!

Me pongo de pie de un salto y cae una nota al suelo. Viendo que pone mi nombre, la recojo. Es la letra de Oliver.

"Te quedaste dormida. Necesitas descansar así que voy a dejar que Dick te lleve al cuarto de invitados. No vengas a trabajar, te doy el día libre."

He olvidado mencionar que es mi jefe. Y menos mal, porque si no lo fuera ya estaría en el paro. Es el director de Queen Consolidated, la empresa más importante de la ciudad. Y yo soy su secretaria. En realidad sólo le llevo el café, nada más.

Vuelvo a leer la nota. Una frase en concreto me llama la atención:

"...voy a dejar que Dick te lleve..."

Fue Dick el que me llevaba. El absolutamente irritante Dick.

Sin embargo ,  creo recordar que se portó bien conmigo. Demasiado bien, las mantas estaban por encima de mí, eso significa que incluso me arropó. Tiene un lado tierno. Al levantarme,  veo encima de una silla ropa de mi talla y una bolsa. Me miro. Sigo llevando el traje de la capucha. Me cambio, meto el traje en la bolsa y recojo mis cosas. Al salir al pasillo oigo ruidos de lucha y me pongo en guardia pero después oigo:

- Tienes que levantar más el brazo.

Quito la flecha del arco, guardándola. Sigo las voces. Llego a unas escaleras que dan al vestíbulo. Bajo con curiosidad.

- ¡Bien,  Dick! Vas mejorando.

Me asomo a una de las salas. Están entrenando. Me apoyo en el marco de la puerta; quiero ver el combate.

Es evidente que Bruce no ataca con todas sus fuerzas, ni con toda su velocidad, pero deben de estar entrenando desde hace un buen rato, porque los dos están sudando. Bruce asiente de manera casi imperceptible. Quiere que ataque a Dick. Sonrío y le devuelvo el gesto. Dejo las cosas en el suelo,  preparándome. Mientras, siguen luchando. Salto a la espalda de Dick, que se tensa, intento barrerle los pies para que caiga pero los tiene bien asentados, así que le tapo los ojos, divertida. Se retuerze e intenta tirarme hacia delante, agarrándome del brazo. Los dos caemos al suelo; al tirar de mi brazo yo le agarro de la muñeca y por el peso,  él también cae. Suelto una carcajada, levantándome.

-Eso es atacar a traición. - jadea.

-En un combate real el enemigo no va a ser noble. Eso tienes que tenerlo en cuenta.- le suelta Bruce.

-¿Un descanso?

- Te lo has ganado.- asiente.

-¿Quieres desayunar?

-No hace falta, pensaba irme a casa.

-Quédate,  no seas tonta. - me dice Dick.- Además, el desayuno es la comida más importante del día y...

- Por eso iba a desayunar en casa. - le rebato, sonriendo.

De repente me encuentro con que Dick me tiene subida a su hombro, como si fuera un saco de patatas.

-Tú no te vas hasta que desayunes.

-¡Eh!¡Suéltame!

- Ayer no te quejaste tanto.

Me pongo del color de los tomates maduros. Maldito sea. Retorciéndome, le pego una patada en el pecho, que está tan duro que hasta me hago daño. No me suelta y sigo golpeándole hasta que me deja en una silla de la cocina.

Sin preguntarme, saca una taza, leche, Nesquik, cereales y galletas.

- Si quieres café también hay.

-¿Cómo sabes lo que desayuno?- pregunto, estupefacta.

- He estado vigilándote unos días.- se encoge de hombros y lo dice así, sin más.

-¿Por qué?

- No quería atacarte en mal momento.

Llaman al timbre.

- Gracias por la ropa, por cierto.

- No es nada. Te queda bien.

Estoy mojando una galleta en la leche con Nesquik cuando llega Bruce con el que acaba de llamar. La galleta se rompe y yo abro mucho los ojos.

Es una joven rubia, de ojos verdes, bajita y...es mi hermana.

La que... se fue con Oliver en el yate y...murió.

- ¿Sara?

Arrow. Batman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora