18.- Lo sabrás en el momento oportuno

430 34 70
                                    

- ¿Qué ocurre por aquí, que os reís mucho?- pregunta Dan, sentándose a nuestro lado.

Jamie y yo nos miramos de manera cómplice.

- Me estaba contando las tonterías que dice la anciana loca. - contesto, mintiendo porque le he prometido al chico no decir nada. - Todo lo del alienígena y eso.

El niño asiente, muy convencido. Sonríe un poco, divertido.

- Es que son tonterías. Mira que decir que un alien trabajará en un periódico y que nadie se dará cuenta...Vaya estupidez. - añade.

Eso es nuevo...en realidad no es una estupidez. Tiene sentido. Así estaría bien informado de los sucesos del mundo y más si el periódico es internacional. Tendré que investigar cuando vuelva a Starling.

- También le he preguntado si me podría llevar donde esté ella, para reírnos un rato.- le miro de reojo, haciéndole un gesto para que conteste. A lo mejor consigo sacarle más información. Me parece que no está loca sino demasiado cuerda.

El niño improvisa, levantándose de un salto.

- Vamos - lo dice medio dudando, como si fuera medio pregunta y medio exclamación.

Dann se levanta también y yo les sigo.

- Voy con vosotros. - sonríe. - Ya sabes, Jamie, tu madre se enfadaría si te dejara salir solo de casa.

Él frunce el ceño, dándome la mano. Niega un par de veces con la cabeza.

- Voy con Hoodie. No me pasará nada.

Dann me mira, serio. Aún no confía plenamente en mí. Puede que Jamie no lo capte porque es bastante pequeño pero la verdad es que tiene toda la pinta de querer que me vaya cuanto antes. Supongo que comprende que alguien me tiró al río, dado que nadie en sus cabales se metería al agua con esa temperatura y si alguien me tiró es que soy peligrosa. Esa mirada que me está echando significa: "Se te ocurre poner en peligro a mis seres queridos y estás muerta".

- Ella no se conoce la zona como tú ni como yo. Además, los vecinos no saben quién es y puede que le ataquen. Si va conmigo, con nosotros, sabrán que es amiga.- explica.

- Sí, creo que es mejor que vengas.- añado yo.

El niño castaño me mira con el ceño fruncido. Después se encoge de hombros. El otro me agradece el comentario con una inclinación leve de cabeza.

Nos despedimos de los padres de Jamie, Harold y Erika y bajamos a la calle. Hay un pequeño trozo en la carretera mal asfaltada en el que no hay nadie porque la gente se retira al ver pasar a la anciana "loca". Es bastante bajita, tiene el pelo canoso, recogido en un moño del que se escapan algunos mechones y camina sujetándose a un bastón, con la mirada baja. Tiene puesta una chaqueta fina de color gris que cuelga por debajo de sus rodillas, unos pantalones anchos de un blanco reluciente y unas sandalias marrones descoloridas y rotas. Me resulta completamente extraño que sus pantalones sean de un color tan inmaculado cuando toda la calle está llena de barro, de polvo y de excrementos.

Jamie se detiene a unos metros; no se atreve a acercarse más. Quizá cree que si se acerca, la locura de esa mujer se le pegará como si fuera una enfermedad. La señora Mc Cartney, que así es como se llama, camina hasta refugiarse bajo un techo formado por cartones y sujeto por cuatro palos de madera que están atados con cuerdas. Allí hay una silla de las que se utilizan para tomar el sol en la playa, y se sienta.

- ¡Jamie! - exclama desde el segundo piso Erika. - ¡Ven ahora mismo!

Dann frunce el ceño, mira al niño.

Arrow. Batman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora