El auto lo conducía un tal “CJ”, y fue quién dio el nombre del mensajero, aunque seguro solo sea una especie de código, ya que “R38” dudo sea su nombre real, de todas maneras le seguiré diciendo mensajero.El tal CJ lucía unos treinta tirando a cuarenta años, facciones un poco arrugadas, robusto y con una barba tan larga que al momento de conducir rozaba con el volante.
Nunca había visto a alguien así, tan... Desarreglado. Me sorprendió un poco, pero una a esta altura una tiene que comprender que existen otras realidades.
En el auto nos encontrábamos las princesas y Agustín, adelante el mensajero y CJ, quienes fumaban sin intenciones de parar.
Pensar que el mensajero del cual no sé la edad podría ser menor me hizo estrujar el corazón, ¿En serio se junta con esta clase de tipos?
Lo miré todo el camino, y pude reconocer su otra vida, como mensajero gracioso, educado y hasta dulce. Pero como R38 una persona que aparenta ser alguien más maduro, y desentendido de la realeza.
- Tranquila princesa, tengo 20 años.
Asumí que ese comentario fue hacia mi persona, ya que al verlo me meneó el cigarro en frente de mi cara, lo entendí como un, deja de mirarme fumar porque sí lo puedo hacer. Así que dejé de contemplarlo y pasé a ver al príncipe.
Aún no se sacaba el ridículo disfraz, pero era mejor teniendo en cuenta al lugar al cual íbamos.
La verdad que estoy enojada con él, y me gustaría recibir explicaciones de por qué eligió a Tiana, pero al mismo tiempo no tiene la culpa, él no sabe que estoy enamorada de ella. Entonces no sabría bien qué decirle.
Por su parte se mantuvo distante conmigo, percibía cierta incomodidad, ni siquiera habló con Tiana, quién debería a este punto salir con él o algo por el estilo.
Me miraba vagamente pero cuando lo descubría haciéndolo se colocaba de nuevo las gafas.
Decidí ignorarlo el resto del camino y discutí con las princesas el plan, muy sencillo la verdad, entrar al lugar, sacar a Teodoro y llevarlo hasta la puerta de su casa.
Esperábamos no tener mayor inconveniente, pero cuando llegamos nos dimos cuenta que no sería tan fácil.
Dos hombres de aspecto parecido a CJ se encontraban parados en la puerta.
Deben ser los guardias.Bajé con temor tomando la mano de Tiana, no sabía si nos dejarían pasar.
Para nuestra suerte CJ les dio un apretón de manos y procedió con abrirnos la puerta.
Se despidió prontamente del mensajero y nos abandonó en nuestra travesía.
Si por afuera era tenebroso no puedo explicar cómo es por dentro.
Oscuro, muy oscuro, el reflejo de una luz púrpura ilumina todo el salón, que para poder compararlo con algo parecen cinco canchas de fútbol juntas.
La gente viste igual a nosotras, y se mueven al compás de la música electrónica.
Muchas sustancias se encuentran en las mesas, a su lado personas que perdieron la consciencia de tanto consumo.
Puedo decir con seguridad que todos tienen los ojos rojos, y todos nos miran.
Muchos hombres y algunas mujeres toman nuestras manos e intentan sacarnos a bailar. El mensajero intenta apartarlos mientras nos movemos, pero quién se deshace de ellos es Eva, que los empuja si se acercan demasiado.
Repleto, repito, repleto se encuentra este lugar.
Encontrar a Teodoro es como buscar una pepita de oro en un río.
Agustín parece el más asustado, si lo reconocen podría correr peligro, ya que no parece que esta gente respete mucho a la realeza, y lamento estereotiparlos pero teniendo en cuenta cómo el mensajero piensa de la realeza no me sorprendería que estos individuos pensaran igual.
- Vamos a separarnos - Dijo el mensajero - Teodoro estaba en la puerta, pero supongo que se movió. Allison, tú puedes venir conmigo y los demás pueden buscar en otras partes.
No me dejó responderle y tomó mi mano, al mismo tiempo sentí otro agarre en la otra mano, es Tiana.
- Voy con ustedes - Gritó lo suficientemente fuerte para que pudiéramos escucharla.
- Yo también - Dijo el príncipe, mientras se sujetaba de la mano del mensajero, y la apretó lo suficientemente fuerte para darle a entender que no era una pregunta.
- Bueno... entonces vamos todos juntos - Dijo el mensajero algo frustrado.
La música, cada vez más fuerte, la gente, cada vez más cerca de nosotros. Me sentía en una jaula que de a poco me consumía. Los olores que me mareaban cada tanto y la falta de luz que me dejó pérdida.
Tiana a cada paso volteaba a verme, y me preguntaba si me encontraba bien, yo le contestaba casi en susurro que sí. En realidad me sentía débil, indefensa.
Recorrimos la mitad del lugar y Teodoro aún no aparecía. Las princesas nerviosas me preguntaban por qué Teodoro era importante de buscar, y no sabía qué responderles porque ni yo sabía la respuesta. Creo que elegí venir para probarme que puedo ser mejor que esa persona que me abandonó y rompió nuestra amistad, y no porque en realidad quisiese verle.
- ¡Ahí está! - Grito el mensajero.
Cómo cambió, pensé. Subido a el mueble de una supuesta cocina con tres botellas en mano y un buzo rasgado a arañazos.
Descalzo pisaba cristales de algunas botellas, y cantaba algo que por la música a penas se podía escuchar mientras un chico intentaba bajarlo, seguramente hasta echarlo del lugar.
Solo. Se encuentra solo. Verle así, pidiendo ayuda aún sin hacerlo literalmente, me recordó a aquel día que me abandonó.
Solo que él se ve mucho peor.
Me adelanté a todos con impotencia y conseguí llegar a su lado.
- ¿Teodoro?
Cuando me vio la borrachera pareció desvanecerse.
Dejó las botellas en el mueble y bajo de él mientras sus pies sangraban.
Su pelo mojado tapaba sus ojos, y su boca sonrió por el segundo en el cual la luz púrpura la iluminó.
Pensé que me atacaría, que quizás solo había dicho mi nombre porque le genero mucho odio y el alcohol le hizo recordarme más de lo que quería. Pero en cambio me sostuvo la mano y la puso en su rostro sudado y frío.
- Te extrañé Allison.
Fueron tres segundos los que tardó en caer al piso desmayado.
Y fueron tres segundos en los que mi resentimiento desapareció.
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♔ Casa De Princesas ♔
Ficção AdolescenteEn el pueblo de Siara es normal que se organice una vez al año la competencia para que el príncipe pueda desposar a una de las siete princesas que residen en la dichosa "Casa de princesas" Yo, Allison Torner, con tan solo veintitrés años tengo que c...