·•Los recuerdos pesan más que la maleta•·

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Desde la despedida de Tiana han pasado diez años.

En realidad solo un día, pero se sintió de esa manera.

La reina aprovechó cada minuto para reformar mi aspecto, ya que hoy, el príncipe va a hablar en la plaza del pueblo presentándome como su esposa. Esto iba a pasar mucho después, pero decidieron apresurar todo, sin mi consulta obviamente.

Ahora tengo kilos y kilos de maquillaje, y un vestido precioso, pero tan voluminoso que no podría levantar una pierna si quisiera.

Además me hicieron un peinado alto, que claramente no estaría favoreciendo mi cara redonda.

Pero dejando de lado el aspecto, también hizo énfasis en mi personalidad, me pidió "amablemente" en concreto que no dijera ni una palabra y que sonriera mucho.

Las caries que tengo en algunos de mis dientes no agradecen esa petición.

La pregunta del millón, ¿Dónde estuvo el príncipe mientras me adoctrinaba la reina?

En busca de su prima, quien viene de algún país extranjero lejano, acompañada con una de sus amigas. Es más que claro que no conozco a ninguna de las dos, pero vi a la prima en algunas fotos colocadas en el pasillo. Así que sí, el príncipe ahora está en el aeropuerto de otro pueblo, el de al lado, Randwheel. 

Hoy reflexioné acerca de Agustín, se ha estado comportando extraño, desde que Tiana se fue, es decir, desde hace unas horas, no ha hecho otra cosa además de evitarme y sé que quizás no tenemos la amistad más poderosa pero pensé que podíamos hablar de algunas cosas, luego de todo lo que pasamos juntos...

Además, pequeño detalle, vamos a casarnos. Y yo más que nadie sé que será algo sin amor verdadero, que es simplemente arreglado, pero mientras lo estemos me gustaría estar en buenos términos con él. No descarto la posibilidad de que todo esto se lo haya estado imaginando mi cabeza, quizás tanta pintura nueva del castillo me ha estado haciendo mal, pero prefiero confiar en  mis instintos.

Lo que he hecho mientras espero a... mi futuro esposo, eso  no sonó bien, es contar qué tantos escalones hay en este lugar, porque si me quejé de la escalera anterior en la residencia de Estella no se podrían imaginar cuántos tiene esta. Cerca de 272, ya que son ocho escaleras, y eso que solo hablo de las que pude contar. Los del servicio no son nada hospitalarios y no me dejaron pasearme relajadamente por el castillo.

Y esa es una de las razones por las cuales no me están dejando entrar a la habitación del primer piso, esa oscura donde Agustín fue cuando arribó.

En seguida lo escuché llegar pude oír maletas, bailando por el piso recientemente lustrado. Intenté acercarme pero un hombre, asumo yo el mayordomo, me cerró la puerta en la cara. Creo que esto es más que un indicio de cómo me van a tratar aquí.

Desde afuera se escuchan risas, preguntas normales que se realizan cuando un conocido va de viaje, algunas roturas de papel que interpreto como la recepción de un gran regalo, y uno que otro comentario acerca de su estadía aquí.

Un segundo... ¿Estadía?    

Bueno eso explica las valijas. Espero que sean personas agradables, ella y su amiga, porque de lo contrario ya tendría otros dos clones de la reina, y eso es lo último que quiero.

Pude sentir pasos acercándose a la puerta, lugar donde me encuentro. Así que con disimulo doy la vuelta y emprendo un camino recto a través del pasillo. Claro que lo disimulado te lo debo, en seguida notaron mi presencia.

- ¿Allison? - No me di la vuelta enseguida, porque me costó entender cómo alguien me pudo reconocer llevando este... digámosle disfraz. Además que no le encuentro sentido a que una de ellas me conozca, ya que no tengo amigas en el extranjero, y menos que sean primas de Agustín.

- ¿Sí? - Me giré sobre mis tacones y pude ver a una pelirroja extendiéndome la mano... entonces no me conocía solo que sabe mi nombre por Agustín - Soy Belle, la prima de Agustín, es un verdadero placer - No me esperaba a alguien tan cortés, estoy un poco sorprendida - Y ella es mi amiga Cynthia.

Cuando apareció por detrás de su espalda no lo dudé ni un segundo. No era cualquier Cynthia, era mi ex mejor amiga. Todo en ella ahora se ve diferente, como si hubiese querido transformarse para que nadie la reconociera. Trae el pelo por los hombros y de color azul, lentes de contacto color marrón, escondiendo sus hermosos ojos grises. Instantáneamente hice una mueca de asco, fue totalmente involuntaria, pero luego de haber escuchado a Teodoro hablar así de mal de ella, y por su parte haberse ido todos estos años sin mantener contacto no pude evitarlo. Además ¿Qué es esto? El cambio drástico de imagen... una amiga en la nobleza... ¿Por qué ella sí y yo no? Pensé que nuestra amistad era única, pero veo que no.

- Qué bueno conocerte Allison - Intentó acercar su mano a la mía pero tan solo pensar que está actuando como si no nos conociéramos me generó rechazo, por lo que reservé mi saludo para ella. En seguida el príncipe y Belle notaron el ambiente extraño que se generó, pero no dijeron nada, y paulatinamente Cynthia bajó la mano.

¿Pero qué se piensa? ¿Que le seguiré el juego? Claro que no, yo quiero mis explicaciones.

- En realidad Belle, no nos tienes que presentar, ya nos conocemos... - Dije con una sonrisa victoriosa. Me duele tener que actuar de esta forma con una persona que quise tanto, pero no puedo ignorar el hecho de que estoy dolida, de que me abandonó cuando más la necesité, la típica frase que ahora se volvió real.

- Tiene toda la razón, es la conocida a la cual le mando cartas desde hace unos años, quizás lo recuerdes - Entiendo que no somos amigas, creo que me lo dejó claro, pero... no necesitaba oír eso. Y es verdad, no es que desapareció completamente de mi mundo, pero esas cartas que llegaban cada dos meses, cuyo contenido parecía el de un niño cuando no quiere escribir tampoco lo llamo contacto.

- Lo recuerdo... Así que eres esa Allison... genial - Belle se acarició el cabello mientras me miraba, y por un segundo creí haberla visto sonreír, pero luego miró a Cynthia, quien se notaba extremadamente nerviosa y solo se dedicó a observar a Agustín con un semblante serio.

- Primo, nunca me dijiste que tenías una prometida tan hermosa... habías mencionado que era linda, pero no que tanto - No sé qué me incomodó más, que en su momento Agustín comentó eso, o que Belle lo dijera tan despreocupada.

- Creo que se me pasó ese detalle - Agustín me acercó a su lado y pasó su brazo por mis hombros. Podía escuchar su corazón palpitar rápido.

- Esto será divertido, ¿No Cynthia? - Sus miradas... tengo un mal presentimiento.







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