ICE (camren)

Capítulo 4

Agotada por la fiebre, le había llevado a Camila cada onza de energía que tenía que cambiarse para vestirse y salir del baño. Deteniéndose para recuperar el aliento, cerró los ojos y se apoyó contra la puerta con la esperanza de que la habitación dejara de girar. Se sentía rodeada por una espesa niebla, su oscuridad le quitaba la vida mientras luchaba por mantenerse despierta y consciente. El tiempo parecía haberse detenido, sumida en la mugre del dolor, no tenía idea de cuánto tiempo habían estado en la pista de aterrizaje, pero para Camila, parecía una eternidad. Ante el sonido de pasos acercándose, Camila abrió lentamente los ojos. Cuando vio la sonrisa en el rostro de Jauregui, silenciosamente le agradeció a Dios que su pareja ese día fuera la testaruda y desafiante detective inspectora Lauren Jauregui. 

"Tenemos que llegar al avión antes de que cambien de opinión", dijo Lauren mientras pasaba. "Déjame usar el baño y luego iremos".

Después de vaciar su vejiga y lavarse las manos, Lauren se miró en el espejo. Si bien odiaba el hecho de que la habían emparejado con Cabello, no podía quedarse de brazos cruzados y ver a la mujer sufrir, o incluso morir. Aunque no estaba convencida de que una simple fiebre pudiera matar a la oficial de policía, la mirada aterrorizada en los ojos de Camila la había ganado.

Echando un vistazo al botiquín, Lauren tiró de la esquina y examinó el contenido que llenaba los estantes. Al darse cuenta de una botella de aspirina, se guardó los analgésicos, apagó la luz y salió. Al encontrar a Camila todavía parada donde la había dejado, Lauren la tomó del brazo y la condujo fuera del cálido edificio, hacia el comienzo de una tormenta de nieve.

La nieve ya había comenzado a desempolvar el suelo, y mientras se paraban en las sombras para adaptarse a la tenue iluminación, el viento ártico atravesó sus abrigos como un cuchillo. Al ver al piloto alejarse de una pequeña Cessna estacionada en la pista de aterrizaje, Lauren tiró del brazo de Camila y la guió en silencio hacia el avión.

Al abrir la puerta, Lauren apartó el asiento del copiloto y, después de arrojar su mochila, hizo lo mismo con la bolsa compras y el equipaje de mano de Camila. Cuando estaba a punto de entrar, preguntó: "¿Necesitas ayuda para entrar?"

"No... no, puedo hacerlo", dijo Camila. "Estoy bien."

Aunque la mujer parecía terriblemente enferma, Lauren no trató de discutir. Mientras corría adentro, arrojó su mochila y las pertenencias de Camila detrás del asiento, pero cuando vio a Camila luchando por subir a bordo, puso los ojos en blanco ante la terquedad de la mujer. Extendiendo su mano, ella dijo: "Tómala. Nunca me has parecido una persona estúpida, así que no comiences ahora. ¿Bueno?"

Ofreciendo a Lauren la más débil de las sonrisas, Camila agarró su mano, y segundos después Lauren estaba cerrando la puerta detrás de ella. Con la ayuda del fuerte viento, la fiebre de Camila se había calmado un poco, pero cuando se acomodó en su asiento, estaba sudando de nuevo. Al abrir su abrigo, le dio la bienvenida a la sensación del aire frío de la cabina, y cuando se abrió la puerta del piloto y entró una ráfaga de viento, respiró. Segundos después, un hombre corpulento con un gran bigote gris y espeso se subió al asiento delantero. 

Encendiendo la iluminación interior, miró por encima del hombro. "Me llamo George Busby", dijo. Deteniéndose por un momento para mirar a su pasajera enferma, le preguntó: "Tu pareja me dice que estás enferma y necesitas un hospital. ¿Es eso cierto?"

En un susurro irregular, Camila respondió: "Sí, señor".

Más de una vez mientras caminaba alrededor del avión haciendo su lista de verificación previa al vuelo, se encontró cuestionando su decisión. Se le pagaba por seguir órdenes, y sus órdenes habían sido permanecer en el suelo, pero la expresión de gratitud en el rostro de la mujer era innegable. Él era su salvador... y ambos lo sabían.