Para la tarde yo y ella estábamos acostadas en su cama, ella me daba la espalda y yo abrazaba su pequeña cintura pegando mi mentón en su hombro izquierdo, no parábamos de llorar.
- Tengo hambre. -mencionó la azabache sacudiendo una de mis manos sobre su abdomen muy ligeramente.
- Vamos a comer algo a la cocina. Puedo prepararte algo. -dije y acaricié su brazo tiernamente.
Asintió y nos levantamos, se puso sus pantuflas y abrí la puerta del cuarto para que saliera.
Caminamos juntas por el corredor, todo el tiempo que he estado aquí no ha querido soltarse de mi mano, las entrelazó y bajamos las escaleras, sentí mis mejillas arder por eso.
- Tengo ramen, podríamos comerlo sí tú quieres. -habló sin soltar mi mano y abrió una puerta de la alacena para sacar dos pequeños botes del alimento.
- Por mí está bien hermosa. -asentí y la ayudé a bajar el otro bote ya que casi se le cae.
Le ayudé a preparar los fideos con sabor habanero y después de tres o cuatro minutos comenzamos a comer sobre la barra de la cocina.
Todo el rato en silencio, ella miraba su plato mientras llevaba los palillos chinos con ramen a su boca, yo usaba un tenedor. Jamás pude usar ésos palillos.
- Tengo que irme... -dije con un tono triste mirando el reloj en la muñeca de Rany.
En seguida levantó su mirada con un notorio rastro de negación rotunda por mi comentario.
- N-no, por favor quédate. -pidió.
- Mamá se preocupará. -no, ella ni se daría cuenta.
- Puedes llamarle, pero no te vallas. -esos hermosos orbes negros me imploraban por que me quedara con ella, su tono de voz igual lo hacía.
Suspire rendida, no podía dejarla sola después de lo que vivió anoche.
Ya no tiene seguridad ni siquiera sobre ella misma, lo noté.
- Está bien, me quedaré. -asentí y ella sonrió levemente.
Aunque no le llamaría sonrisa, simplemente una de sus comisuras se estiró y ya.
Seguimos comiendo, terminamos y limpiamos, volvimos a subir a su habitación y nos acostamos igual que antes, sólo que ahora nos acompañaba la televisión encendida.
Yo escogí la película, así que ella casi no prestó atención.
- Me desobedeciste deliberadamente, te pusiste en peligro y arriesgaste la vida de Nala. -era el Rey León.
Amairany se estaba quedando dormida entre mis brazos, así que me acurruque más a ella para que ambas estuviéramos cómodas.
Puse su cabeza en mi pecho y subí una pierna a su cadera, ella subió la suya sobre mi otra pierna y abrazó mi cintura, seguí viendo las tres películas del Rey León y ella dormía muy a gusto casi sobre mí.
- Hakuna matata, una forma de ser, hakuna matata, nada que temer... Sin preocuparse, es como hay que vivir, ¡a vivir así, yo aquí aprendí! Hakuna matata. -canté la canción un poco muy bajo.
- Que bonito cantas. -balbuceó.
¿No estabas dormida cabrona?
- Me asustas. -reí -. Y no es cierto, yo no canto bonito. -negué y seguí viendo la película.
Rato después y unas cuantas escenas más tarde, Amairany bajó su pierna de la mía y uno de sus antebrazos sustituía la almohada, sus ojos cerrados y sus labios de corazón entreabiertos, dejando salir su respiración calmada, suspiros y uno que otro lapso de ronquidos.
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† Tú Eres Mi Esperanza † {Lesbian History} [AriAny]
RomanceDos chicas, un camino. - Entiende Samantha, lo vas a superar, ten esperanza. -dijo la castaña sin pensar en lo que ella respondería. - Tú Eres Mi Esperanza... - dijo entre llanto la azabache. Ella era Ariadna Fierro, mejor amiga de la sexy y popula...