Prologo

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¿Cómo estará realmente mi muchacho?, pensaba constantemente Albus Dumbledore.

A pesar de todas las veces que él y Minerva McGonagall habían bromeado diciendo que debía ser complicado para Severus actuar como «padre soltero» de Harry, ambos sabían que había cierta verdad en dichas palabras. Snape luego de haberse llevado a Harry de la casa de los Potter y alegar que lo cuidaría hasta que el Ministerio arreglara las cosas legalmente para que el niño estuviese bien, Albus no pudo negarle eso. Verlo con el pequeño en brazos había sido enternecedor y el viejo mago debía aceptar que, a pesar de tener los ojos de Lily, Severus había aceptado cuidarlo por otras razones que no mencionó, pero que él conocía muy bien.

Incluso si apenas había acabado la era de Lord Voldemort, Dumbledore sabía muy bien que nunca debería bajar la guardia. Lo único que lo inquietaba bastante era que no sabía realmente a qué podía referirse cuando decía «mantener la guardia alta». ¿A quién podían esperar realmente si el mago más malvado de todos había muerto? Pero si al final realmente ocurría algo, terminaría por darse cuenta de que nunca debió haberse dejado llevar por la confianza.

Ahora mismo, algo que paseaba mucho por su cabeza era el hecho de que el pequeño sólo había sobrevivido por el profundo amor de su madre y su deseo de protegerlo a toda costa. De por sí había sido difícil para Severus saber que Lily había muerto por proteger a su hijo, pero haber sido él quien había encontrado su cuerpo antes que nadie obviamente fue más duro que lo anterior. Y el pensar que un bebé había perdido a sus dos padres por una maldita profecía era casi abrumador. Sin embargo, ¿qué más podían hacer ellos por Harry? El Ministerio ya se iba a encargar de arreglar las cosas legalmente para que pudiese ir con su tía materna. Si bien el Ministro intentó que lo enviaran con familias de magos, Albus alegó que lo mejor era que estuviese con su familia para estar más protegido de todo, puesto que ya había pasado una pérdida muy dura como para tener que cargar con la responsabilidad de magia y con personas que posiblemente lo usarían para su propio beneficio por ser «El-niño-que-vivió». Además, aseguró que vivir con magos que no eran su familia sólo iba a por perjudicarlo. Con su paciencia de santo y sus palabras, logró convencer a todos de arreglar el asunto «por las buenas» para Harry y sus familiares.

Pero Severus se había mostrado completamente reticente a dejarlo con esas personas y eso había sido lo más preocupante. Podía ser un lobo solitario, pero sus impresiones con las personas siempre eran correctas. Y si todo lo que decía de Petunia Evans terminaba por ser verdad, entonces habrían cometido un error.

Pero si ya no tenía familia y nadie quería hacerse cargo del niño que derrotó al Señor Oscuro, ¿qué otra opción tendrían realmente?

Suspiró. Ya no estaba seguro de qué pensar.

En fin. Minerva había ido al número 4 de Privet Drive para hacer su reconocimiento de la familia Dursley y ver cómo era y quedó tan espantada por lo que vio que no esperó a que Albus fuese hasta Privet Drive, sino que directamente volvió hasta Hogwarts para decirle todo lo que pudo observar y alegó que Harry sólo estaría en más peligro con ellos. Los describió como «La peor clase de Muggles que existían», algo que ya decía mucho de la situación.

Desconcertado, el viejo mago aseguró que jamás había esperado ver ese cambio en Petunia Evans (Dursley ahora), aunque no sabía que sólo lo había hecho físicamente.

-Albus, sé que debe estar protegido sólo por si acaso, pero ¿realmente crees que sería lo mejor dejarlo con esos Muggles?

-Comprendo perfectamente tu preocupación, querida mía-aseguró Dumbledore, suspirando con tristeza-. La verdad, no habría esperado que Petunia tuviese un comportamiento tan... cuestionable. Recuerdo que Lily la amaba muchísimo, siempre hablaba bien de ella, a pesar de sus peleas.

Siempre contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora