3. Capitulo 21

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El sábado, como ninguno tenía nada para hacer aún, el grupo de amigos salió al patio para sentarse en algún lugar apartado para poder hablar y practicar hechizos tranquilamente. Por fin tenían un día tranquilo para estar un rato. Aunque Hermione dijo que quería quedarse en la biblioteca para estudiar, sus amigos no se lo permitieron, alegando que debía tomarse al menos un día para descansar un poco del estudio. Pese a sus protestas, acabaron convenciéndola de que pasara el día con ellos en los terrenos del castillo. Sin embargo, ella les aclaró que sólo observaría y nada más.

No había mucha gente cerca de donde iban a practicar algunos duelos amistosos. Sabían que debían ser cuidadosos, porque no podían comenzar uno sin supervivencia de un profesor, pero dado que la mayoría estaba en asuntos más importantes, los jóvenes acordaron avisar si alguien estaba pasando por ahí. Hermione preguntó si era posible que los expulsaran sólo por eso, pero Ron y Luna le aseguraron que no; lo máximo que podían darles era una detención ese día y ya. La idea de que algo podía acabar en algún tipo de expediente le asustaba, cosa que ni Draco, ni Neville ni los hermanos Weasley entendían y Harry se ría despacio cuando la escuchaba decir eso. Su amiga podía ser un poco dramática en ese aspecto.

Mientras Ginny y Luna se divertían lanzándose hechizos y defendiéndose de ellos, Neville estaba intentando calmar un poco sus nervios para cuando fuese su turno. No sabía con quién podía tocarle o quién querría practicar con él. Sabía de defensa, pero los ataques no eran su parte favorita. Siempre se preocupaba de lastimar a alguien de gravedad en las clases de DCAO o de romper algo por accidente. Al notar que su amigo parecía nervioso, Harry se acercó para preguntarle qué ocurría. Cuando el más alto dijo que estaba un poco inseguro respecto a sus ataques, Harry sonrió y le dijo que podían practicar juntos. Eso tranquilizó a Neville, que acabó exhalando suavemente y asintiendo.

En el entrenamiento, Luna lanzó ágilmente el ataque Piernas de gelatina, el cual fue bloqueado por Ginny en el último momento antes de que la alcanzara. Antes de que la rubiecita pudiese volver a atacar, Ginny lanzó Expelliarmus, hechizo que hizo volar la varita de Luna cerca de Draco, quien la tomó rápidamente.

—Vaya—exclamó suavemente Luna, impresionada—. No me esperé eso. Fue realmente bueno, Ginny.

—Gracias. Tú también estuviste genial—sonrió la pelirroja, mucho más relajada hacia Luna.

—Muchas gracias. Me alegra que lo hiciéramos juntas.

Los siguientes fueron Ron y Draco; el segundo le devolvió su varita a Luna antes de empezar, y ella le sonrió ampliamente mientras le daba las gracias. Luego de ubicarse donde antes habían estado las chicas, ambos se lanzaron advertencias y amenazas en broma y el primero en atacar fue Draco. El pelirrojo estaba un poco distraído cuando el ataque fue en su dirección, pero logró bloquearlo a tiempo, aunque en lugar de sólo evitar el ataque, éste fue a parar a un muro lejano del castillo, dejando una pequeña marca. Los otros se rieron por las caras que pusieron él y Draco.

—Nadie vio nada—dijo Draco casi en un murmullo, señalándolos con su varita. Todos se hicieron los desentendidos y preguntaron de qué hablaba.

Mientras ellos seguían batiéndose en su duelo amistoso, Luna se acercó a Harry y le preguntó en un susurro:

— ¿Quieres ir conmigo a ver a Helena esta noche, Harry? Está preguntando por ti, dice que le gustaría hablar un poco más con nosotros.

— ¿De verdad?—preguntó en un susurro él también.

—Sí, fue justo lo que me dijo. Suele sentirse bastante sola, así que por eso me gusta hacerle compañía. Además, es agradable hablar con ella una vez que te ganas toda su confianza.

Siempre contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora