XXIV. La Muelona

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Lugar: Colombia – Venezuela.


Origen

La Muelona (también conocido como la Colmillona o la Dientona) es un personaje de la mitología colombiana y venezolana, presente en las leyendas folclóricas de las poblaciones ubicadas de la región Andina de Colombia.


Apariencia


Se caracteriza por una dentadura que exhibe todo el tiempo, por la cual parece que siempre sonriera. La dentadura extravagante es similar a la de un animal más grande como una vaca o un caballo. Posee largos cabellos y ojos penetrantes. Ataca a los viajeros, se les aparece a la orilla del sendero en la forma de una mujer muy atractiva y seductora, pero cuando están en sus brazos son triturados por sus dientes. Casi siempre va detrás de ludópatas, hombres infieles, alcohólicos. 

La Muelona o Colmillona tiene una particularidad y es la de no atacar a los hombres que tengan un hogar, una esposa embarazada o niños recién nacidos. Su hora predilecta para darse a conocer en los caminos está entre las seis de la tarde y las ocho de la noche.


Así se presenta


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Así se ve al atacar


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Leyenda


En la época de la colonia había una mala reputación de las mujeres ya que destruían hogares, engañaban a los hombres y no eran muy bien recibidas por la sociedad. Una de ellas, era la Maga, que tenía un negocio de adivinación del futuro, rápidamente se hizo famosa, y se expandió por el llano. Cometió una cantidad de atrocidades incontables. Ella prefería que los jóvenes detestaran la maternidad, rápidamente dejó muchos hogares en la ruina, debido a que invertían toda su fortuna en ella. Cuando murió la Maga, la casa se llenó de un olor nauseabundo, hasta el punto de tener que abandonarla de inmediato. Su casa se volvió tenebrosa y se le escuchaba susurrar sobre su venganza contra los hombres jugadores y los infieles. Después de esto la leyenda cobró vida y se fue expandiendo rápidamente por los pueblos después de la desaparición de varios campesinos de los alrededores.

Una de las mujeres preferidas por la muerta se arriesgó a quedarse aquella noche para recoger algunos utensilio, trajes y joyas. Apenas apagó la bujía para acostarse, una bandada de vampiros invadió la estancia y una voz cavernosa se oyó en el dormitorio: "tengo que vengarme de los hombres jugadores y perniciosos, malditos, de las mujeres livianas y descocadas, estarán conmigo en el infierno, soy la Muelona..."

La indefensa mujer no podía prender el candil porque el aleteo de los quirópteros apagaba la yesca, a la vez que le azotaban la cara. Desesperada y horrorizada salió gateando a la calle para contar alarmada lo que acababa de presenciar.

Las autoridades tuvieron que prender fuego a la vivienda maldita para dar paz y tranquilidad a los vecinos, quienes vivían inquietos y mortificados con aquella casa de escándalos y vicios.

Antes de convertirse en endriago, la Muelona fue una mujer esbelta que animaba pendencias y garitos. Sabía leer la suerte, gozaba con las peleas de los gallos, y sobre todo enloquecía a los hombres con su voz nocturna y la risa salvaje que alumbraba la noche.

Ahora, celestina de los bosques, vaga por entre los ríos, acecha sigilosa por entre los pantanos, las encrucijadas y los árboles de tronco podrido. Bella como antes del hechizo, con la risa fastuosa y la voz de contralto, atrae de nuevo a los hombres. Antropófaga de los charcos, en noches sin estrellas, en crepúsculos estremecidos por la lluvia, los llama con insinuaciones de abismo. Entre los susurros y las adormideras, allí los devora con los dientes de bestia y la mandíbula feroz.

Cómplice de la mandrágora, seductora del Valle de los Helechos, nadie conoce mejor que la Muelona los secretos de la lujuria, los lazos de su risa maléfica y los precipicios. Por eso, sonríe malvada entre los cactus. Sabe que la atracción es irresistible, que de nada valen conjuros y talismanes ante la tentación de su presencia en medio de la tarde. Prorrumpen unas carcajadas estridentes y destempladas, haciendo estremecer la zona donde se halle.

Las horas preferidas para salir a los caminos son: de las seis de la tarde a las nueve de la noche. A los caminantes se les aparece a la orilla del sendero o contra los troncos de los árboles añosos, a manera de una mujer muy atractiva y seductora, pero que al estar unidos en estrecho abrazo, los tritura ferozmente.

Casi siempre persigue a los jugadores empedernidos, a los infieles, alcohólicos, perversos y adúlteros. Los campesinos dicen que los hogares que se libran de ella, son los que tienen niños recién nacidos o mujeres que van a ser madres.





¿Conoces esta leyenda? ¿Sabes de alguien que haya tenido un encuentro con la Muelona? 

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