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–¡Eres un idiota, marica!–

–¿Por qué no te pones vestidos? Te verías mejor con uno, ¡eres una niña!–

–Owww ¿La niña va a llorar?–

Decía un grupo de chicos de la clase del chico rubio hacía el mismo, el cual hacía lo posible por resistir sus lagrimas.

Era hora de receso, así que no iban a dejar pasar la oportunidad de molestar al de verde.

–B-basta.. dejenme en paz...– su voz se quebraba de a poco con cada insulto que llegaba por parte de sus compañeros.

–Si chicos, déjenla en paz– se escuchó una voz proveniente de atrás del grupo –es una niña, no aguanta nada– dijo en un tono burlón, Fernando, el lider de aquel grupo.

Todos se hicieron a un lado para dejar pasar al chico de bufanda que se dirigía hacía Vita.

Se detuvo en frente del de sudadera verde, viéndolo con desaprobación.

–¿Qué esperas? Quítate, pedazo de mierda, dejame pasar–

El rubio solo se hizo a un lado sin pensarlo dos veces, dejando pasar a Fernando.

El castaño salió del salón, y detrás de el, iban todos sus amigos, como polilla hacía la luz.

El único chico que quedó en el salón se recargó de espaldas en la pared, deslizándose lentamente hacía abajo, y ocultó su cara entre sus brazos que se encontraban en sus rodillas, echándose a llorar.

–¿P-por qué tengo qué pasar por todo esto? ¿Qué hice mal?– se preguntaba entre lágrimas.

Vita tomó sus cosas, salió del salón y se dirigió a paso lento y con la cabeza gacha hacía su casillero, que se encontraba no muy lejos del salón.

Caminaba soltando sollozos casi inaudibles para las personas que pasaban cerca de el.

[...]

–¡Compermiso!, ¡Disculpa!–

Decía agitado un chico castaño con un traje azúl de dinosaurio.

–¡Voy tarde! ¡Voy tarde! ¡Voy tarde!–

Pasaba corriendo por los pasillos del colegio con la unica preocupación de llegar tarde a su clase.

Sacó su celular rápidamente para ver la hora –10:59, tengo que apresurarme–

Para cuando levantó la vista de su celular hacía el camino, estaba a punto de chocar con el rubio, quien ya había llegado a su casillero a dejar sus cosas.

–¡Cuidado!– gritó como último recurso para avisar al chico que se apartara de su camino.

–¿Mmh?– Vita volteó hacia donde escuchó ese grito.

Y justo cuando volteó, Milo chocó contra él, causando que ambos se cayeran y sus cosas terminaron en el piso.

–¡Agh!– soltó el rubio en señal de que aquella caída le había dolido.

Nueva Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora