Cap.-1

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14/08/2010

Valentina se despertó no sabiendo donde, buscaba a su mamá por todo el lugar, ella solo quería encontrarla para contarle sobre su sueño, pero al ver que ella no estaba y que aquella no era su habitación, comprendió que no fue un sueño, fue la vida real. En verdad su tío la había entregado a cambio de su hija y en verdad había estado con esos hombres esa noche.

Intentó gritar pero de nuevo, un pañuelo le oprimía la boca impidiendo que un grito  emanara de su garganta.
De pronto, sintió unas manos agarrarla, ella forcejeó sin ver de quien se trataba, estaba tan segura de que serían esos tipos de nuevo que no le dio tiempo cuando ya se encontraba en el suelo peleando a muerte por que la dejaran.
El pañuelo fue quitado de su boca y pudo gritar hasta el momento en que unas manos le volvieron a cubrir la boca.

-¡Shh! ¡Nos van a oír!- susurro una voz femenina muy serca de su rostro - haremos esto, quitaré mis manos lentamente sin que tú grites o intentes huir, ¿Okey? -la pequeña simplemente asintió esperando el momento en el que la desconocida quitara sus manos de su boca.

Cuando lo hizo, ambas soltaron un gran suspiro, la mayor se quitó de encima y ayudó a la pequeña a levantarse. Una vez ambas sentadas en la cama y en silencio,la contraria dió la iniciativa a una charla.

-Soy Vanessa -dijo y miró a la pequeña- ¿y tú? Digo, no querrás que te sigamos conociendo como la "entrega especial" - dijo con intención de hacer reír a la niña no teniendo éxito alguno.Ella solo negó lentamente.

-Me llamo Valentina... - dijo casi en un susurro.

Ella aun no lograba procesar aquello, se sentía aterrada y no sabía en qué confiar.

-Bueno.. Valentina, ¿cuántos años tienes? -buscó su mirada interesada pero otra vez fracasó.

-10...-dijo en otro susurro aún más bajo.

-¿he? ¡Pero si tú eres una cría aún!-exclamó sorprendida y la menor se encogió de hombros.

-¿tú cuántos años tienes?... - preguntó con un poco más de confianza en su voz.

-¿yo? 15, los acabo de cumplir ,se que no soy muy mayor pero... Por dios, tú aun eres una infante.. - le miró con lástima y Valentina no hizo más que asentir.

-tu vestido... Es lindo-dijo la pequeña refiriéndose a su  vestido provocativo al rojo ardiente, tan corto, dejando ver los muslos de la contraria.

Vanessa bajó la mirada con algo de tristeza, intentó esbozar una sonrisa fallando en el intento,no hizo más que cubrir su boca evitando soltar un sollozo y contener el llanto.

-Gracias--dijo apenas pudo lograrlo.

Ese día no era uno bueno para Vanessa, pues a lo que se sabía, a la chica por primera vez le tocaría entrar a un burdel, con uno de esos viejos depravados que buscan sacearse con ella, con su inocencia, en pocas palabras, venderían su virginidad.

Alguien tocó la puerta sin esperarlo y abrieron sin consentimiento alguno. Valentina se aferró al cuerpo de la mayor con miedo, clavando sus dedos en la fina tela de su vestido.

-¿Que haces aquí? ¡Agustín te está buscando! -miró a la pequeña y luego a Vanessa de nuevo- llegaron por ti- dijo de manera fría, como siempre, los hombres ahí estaban por trabajo, nada más. Pará ello se requerían hombres con un corazón de hielo, incapas de derretirse con escenas como aquellas.

-Si.. Yo... Ahora voy... - dijo casi tartamudeando, las lágrimas no tardaron en hacerse presentes en sus ojos dejando rastro a lo largo de sus mejillas hasta su menton donde calleron como simples gotas de agua salada, o al menos así las vió aquel hombre.

-Sabes que no debes hacer esperar a los clientes, perra- escupió con notable  desprecio, sacó un látigo de atrás de él y la miró en amenaza. Ella volvió a llorar abrazando aun más fuerte a la pequeña. Valentina la miró, le limpió las lágrimas, acto puro de una niña tan... Inocente. La pequeña no sabía lo que iba a pasar con la joven castaña que acababa de conocer, ella no tenía ni idea de qué tantas cosas horribles harían con ella, ella no sabía nada de lo que le esperaba en aquella habitación privada donde yacía un hombre, quitándose el saco y aflojando su corvata...

Lentamente, Vanessa se separó de la pequeña, se levantó y caminó hacia la puerta, antes de salir la miró en el marco por encima de su hombro, mostrándole una sonrisa de lo más común.

-Tranquila, solo será un rato... Te veré en cuento me sea posible- y así salió de la recamara dejando dentro a la pequeña, mientras aquel hombre la escoltaba por la parte de atrás, una que otra vez aprovechando para darle un golpe con el látigo en los glúteos, arrancandole un gemido desgarrado.

"¿Que es lo que van a hacer con ella?" "¿a dónde la llevan?" se preguntaba en su mente sin poder sacear sus dudas. Miró a todas partes, la habitación era un asco, paredes grises con manchas de mugre,el piso lleno de papeles echos en bola y la cama con manchas amarillas en las sábanas blancas, pero... ¿Eso era sangre? Nisiquiera intentó averiguarlo.

A los 20 minutos llegó una señora, 30 años a lo mucho, demacrada por el maquillaje, destrozada por el tabaco y el alcohol, se veía horrible, sobre todo se veía como una... Puta.

-Prepárate nena, Agust quiere verte- Valentina se quedó asqueada por los dientes podridos que se cargaba aquella pelirroja artificial.

-Yo no quiero... - dijo en un susurro y a punto de llorar.

-Mira mocosa, no te pregunté, vienes pero ya! Andale! - dijo y la cogio con fuerza del brazo provocando que la pequeña chillara.

Cuando finalmente estuvieron en la oficina de aquel señor, después de un largo recorrido de dolor y gritos, la mujer la soltó de forma brusca, casi inhumana, la pequeña soltó un grito fuerte pues, una de sus manos había sido aplastada por el resto de su cuerpo, tal vez ocasionando un esguince.

-Levántate- dijo aquel hombre mientras se cruzaba de brazos sentado en una silla en frente de un escritorio.

Valentina se levantó lentamente, quejándose por el dolor y soltando leves gemidos.
Un olor putrefacto a tabaco se hizo presente en la oficina, inundando las fosas nazales de los presentes, era la mujer de antes quien había prendido un cigarrillo, mientras veía con malicia y sonreía casi con demencia.

-Mm... - el hombre se levantó de su silla y caminó en dirección a Valentina con una sonrisa enferma- espero que hayas dormido bien- intentó acariciar una de sus mejillas, pero la pequeña se apartó asqueada por el tacto del otro.

-Pero que mal educados son los niños de ahora--se burló la mujer.

-Callate Regina- la mujer terminó de reír en seco, mirando incrédula al hombre- bien, Valentina - remarcó su nombre y se dio media vuelta - he echo un nuevo trato con tu tio- la pequeña lo interrumpió.

-Ese no es mi tío -dijo mirando con desprecio al suelo.

-Como sea, es verdad que eres muy pequeña aun, he estado pensando y... Llegué a un acuerdo con tu tío ¿quieres saberlo? - Valentina negó - ¿no? De todas formas lo sabrás -rió levemente entre dientes y la miró - a los 16 tienes que estar lista para hacer todo lo que tu comprador te diga- explicó.

-¿quién... Es?... - dijo cabizbaja aún.

-No lo se, eso lo sabremos dentro de 6 años, pero no te preocupes, ya estarás bien preparada para todo - se dio media vuelta nuevamente mirando por la gran ventana--es todo, llevencela- finalizó y ambos hombres que acompañaban a Agustín en todo momento se la llevaron a su habitación.

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