Capítulo IV

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Cuando te sientas cerca de la otra, me arde el pecho.

Sé que ya ni se hablan.

Sé que ya ni se tocan.

Sé que ya ni se conocen.

Pero también sé que ella tuvo mucho más acceso a ti del que yo tendré nunca.

Por estupideces de la vida te perdió.

Y a pesar de que fuera mi amiga, me alegró.

No me siento mal, porque ella me engañó.

Y nunca se lo perdonaré.

Es irónico que un día (entre amigas) se prometan la una a la otra que ningún chico las separara.

Y al día siguiente esa promesa no valga nada y quede en el olvido.

Después de su traición no volví a ser la misma.

Y ella tampoco.

Hasta el día de hoy no he recobrado su confianza.

 Y yo no he recobrado mi antiguo yo.

De mi, para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora