Capítulo VII

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El día en el que tocamos piano juntos lo recordaré siempre.

(No porque me haya hecho feliz)

Tal vez para ti no fue gran cosa, pero si lo fue para mí.

Recuerdo que yo deseaba profundamente que el maestro nos uniera.

Sin embargo no fue así.

Tú lo hiciste.

Recuerdo que dijiste en voz alta, que no querías tocar solo.

Yo estaba cerca de ti.

Y me miraste.

Recuerdo que cuando me preguntaste yo acepté con suma normalidad.

Sin embargo estaba saltando de alegría por dentro.

Yo sabía la canción perfectamente.

Y a pesar de que me distraías, creo que lo hice bien.

Recuerdo que un par de amigas comenzaron a hacer corazones con las manos apuntándonos.

Apenas si las veía, debido a la miopía.

Yo sé que tú podías verlas perfectamente, pero las ignorabas.

Entre risas, equivocaciones y sonrojos pasó la clase.

Recuerdo que al terminar, una de mis amigas fue hasta ti y te susurró algo.

Tú la miraste con cara de pocos amigos y negaste con la cabeza.

Luego ella me miró a mí.

Te apuntó e hizo un corazón.

Recuerdo que negué igual que tu.

Debido a que me mirabas extraño.

Luego salí de la sala.

Ni siquiera percibí tu mirada cuando lo hice.

Eso me destrozo aún más.

Todas piensan que fui directo a literatura.

Lo que no saben es que me dirigí al baño.

Y no paré de llorar hasta que se acabó la jornada.

 (Nadie se dio cuenta de mi ausencia.)

De mi, para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora