12.- Otra vez

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Caliente.

¿Por qué estoy tan caliente?

Se siente caliente.

Me muevo un poco y una punta me hinca la espalda.

¿Que mierda?

Frunzo el seño aún con los ojos cerrados, siento un brazo rodear mi cintura. Mi cabeza palpita y me duele el estómago. Hago una mueca por el dolor que siento. No recuerdo nada de la noche anterior, maldigo al alcohol por eso. Me prometí que no volvería a tomar alcohol, no desde esa vez que casi le pago a la señora de la tienda con los billetes de El Monopolio. Pero aquí estamos, con un terrible dolor de cabeza y un brazo alrededor de mí cintura.

Esperen...

Esto me parece tan familiar.

Abro mis ojos de inmediato y me giro. Sus largas pestañas, su pelo medio rubio desordenado, apuntando a todos los lados, su labios entreabiertos, su respiración ligera, sus atractivas facciones que a cualquier chica puede derretir. Efectivamente, el estaba al frente mío, descansando plácidamente. El atractivo y misterioso Alex Collins, se encontraba descansando al frente mío, a lo que al parecer es su habitación.

Me encuentro en la habitación de Alex.

Otra vez.

¿Qué hago aquí?

Me trató de levantar, pero me apreta más contra el, gruñendo. Necesitó salir de aquí. Intento sacar su brazo cuidadosamente pero el me apreta, para después montarme, y es ahí cuando siento un bulto en mi estómago.

Oh Jesucristo.

Caigo en cuenta, de que el esta despierto y su amiguito también. Abre los ojos y me sonríe, una sonrisa arrogante.

—¿Escapando de mi, hermosa? — dice con voz ronca y ojos chinitos, mientras que yo me perpleja, sin moverme, sin hacer nada. Me quedó así por un momento hasta que reaccionó y me separo de él como puedo para correr al baño, y encerrarme en el. No puedo creer que estaba en la cama con Alex, no es como si nunca lo hubiera hecho pero todavía es sorprendente.

Me miró al espejo y por un momento me asusto. Parezco una bruja. Todo el maquillaje se encuentra corrido en mi cara, y unas grandes ojeras se hacen visibles debajo de mis ojos. No debí tomar mucho, yo no soy de esas chicas que toman alcohol, lo máximo de alcohol que he tomado a sido vino pero ya era hora de un cambio. Si Michelle me escuchara eso ya estaría saltando y llevándome a uno de los clubs más lujosos de Washington.

Michelle y Ryan.

Hace tiempo que no he hablado con ellos, y de alguna forma no me siento mal ¿Por qué? ¿Por qué no me siento mal? Se supone que debería estar triste por no tener a mis amigos pero estoy un poco feliz, se siente libre no tener que soportar los dramas de Michelle y las resacas de Ryan.

¿Será que nunca los quise como amigos?

Sacudo esos pensamientos de mi cabeza, y vuelvo a mirar al espejo. Mala idea, me veo horrible. Me agachó y abro la llave del lavabo para después tomar un poco de agua con las manos y echarme la en la cara. Me comienzo a lavar la cara y quitar el maquillaje, después de eso, me lavo los dientes, mientras me los lavo miro al espejo, detrás mío se logra divisar mi ropa con vómito. Me terminó de lavar los dientes y me giro, me acerco a mí ropa que luce en el piso totalmente asquerosa.

Vomité.

Mi cara se pone roja al instante, el recuerdo de yo vomitando con Alex viéndome es muy vergonzoso. Aún más cuando me ha tenido que sacar la ropa para ponerme unas de sus camisas. Entonces es ahí cuando abro los ojos como platos, y miro debajo de la camisa.

Te quiero, Idiota [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora