𝙿𝚁𝙾𝙻𝙾𝙶𝚄𝙴

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Donghyuck debió haber pensado que Mark no lo oía.

—Jeno, por favor, tú sabes conducir —Suplicaba, con las manos unidas frente a un rostro de ojos tristes—. Y no quieres que Mark esté triste, ¿verdad?

Jeno responde con un sonido vago en señal de afirmación, mientras cierra su libro de matemáticas y lo guarda dentro de la mochila.

—...tengo miedo de que haga algo como su hermano.

—Sí —El pelinegro dice, finalmente enfrentando su mirada. Parecía no atender de verdad hasta que le posibilidad le cayó como de encima, asaltándole la misma preocupación que poseía su amigo.

Mark había girado entonces, dándole la espalda a la entrada del salón; los restos de la conversación volviéndose un recuerdo en su mente para ocasionalmente prestarse a la duda. Y las palabras aún frescas en sus oídos se alejaron cuando el golpe en su hombro lo distrajo. Era Jaemin, quien venía por el pasillo detrás para precipitarse sin quererlo contra él cuando se volteó. Na rió dispuesto a hacer una broma al respecto, pero la cara del mayor debió haberle quitado las ganas.


—¿Te encuentras bien?



Minhyung probó las palabras atrapadas en su boca –siempre buscando una oportunidad para escapar–; cómo sería cada respuesta delineada por su voz.
Y obviamente Jaemin ya sabía, pero aún así respondió:


—Sí, bien.


Y por supuesto que no lo estaba.





Ese mismo día Haechan le dice que el fin de semana tendrían un viaje a un lugar del cual él no podía enterarse.


Y Mark lo sabe.

(Hacia dónde van no, sino de quién Donghyuck está enamorado).

𓆉

—¿Por qué llevas tanto~?, Haechan.

El mencionado miró a Jeno –quien todavía tenía rastros de un puchero en el rostro– y le hizo un gesto con la cabeza a Mark, a quien le pareció oír incluso con su aguda voz un: "¿qué está diciendo este sobre el gran yo?".


—Porque llevo dos fits por día —Explicó el moreno, formando la cantidad dicha con los dedos—. Además, un set de micrófonos, para que tengamos un karaoke.

Jeno levantó una ceja. —¿Y tú crees que eso va a caber en el auto de Dodo?

Donghyuck se llevó dramáticamente una mano al pecho e hizo una mueca.

—¿Insinúas que no es lo suficientemente importante?

—No lo insinúo, lo digo —Espetó Jeno, al mismo tiempo que Jaemin, ya hastiado, apoyaba su barbilla en el hombro del pelinegro—, no es importante, deja algunas cosas en mi casa y te las devuelvo el lunes.



Haechan despotricó, pero Mark no se molestó en seguir escuchando y volvió a la sala, donde halló a Renjun y, parándose tras su menudo cuerpo en el sofá, descubrió que el mismo se encontraba deslizando un lápiz sobre su iPad, describiendo un sinfín de trazos, algunos suaves, y otros que describiría como algo más afilados.

Se trataban aquellos trazos de una ciudad gris, con una neblina tragándolo todo, y un bosque quemado, de donde emergían los muñones de árboles calcinados y el marrón de la tierra era otro tono de gris más. Y arriba de todo aquello, como navegando en una dicha empírea, cruzaba una estrella fugaz.



—¿Qué significa?—Preguntó tras mantenerse en silencio, siguiendo las manos de Renjun hacer equilibrios sobre la pantalla.

El chino lo miró volteando un poco, comprendiendo lo que preguntaba, no sobre el dibujo en sí, sino sobre el significado cognitivo que éste guardaba. Y sonrió solamente, los ojos perdiéndose en una figura detrás del pelinegro.

Mark giró también, para descubrir que Donghyuck había perdido la pelea y regresaba al cuarto de Jeno para abandonar su maleta e intercambiar las cosas que llevaría. Y cuando salió de la habitación y se paró a su lado, con las manos asiéndose de los tirantes de una mochila visiblemente más llena –porque de ninguna manera dejaría el set de micrófonos– Mark sonrió un poco, y Haechan, como movido por el gesto, lo hizo también.

Renjun ya no dibujaba entonces y se encontraba guardando cuidadosamente el objeto en su mochila, oscura y con parches de Moomin. Luego tomó la mochila de Jisung con su mano libre y la llevó al maletero que Jeno aún sostenía afuera.

Chenle y Jisung debieron haber estado arriba, pensó, cuando de pronto se encontraban en torno a los demás. Debieron haber estado viendo un video gracioso pues creyó haber oído la risa del chino. De todas maneras Mark nunca lo descubrió ya que nunca sube al piso de arriba, porque sabe que allí debe encontrarse Doyoung, y Mark solo se divertía con Doyoung cuando Yuta estaba todavía alrededor.


—¿Listo?—Pregunta Jeno, cautelosamente, como si se hiciese una idea de en qué podía estar pensando el mayor.

Y responde que sí.

Chunks of Broken Glass | MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora