45: Ahora son ellos los que me persiguen tu me persigues (Pesadilla 5)

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No se qué hacer,
estoy atrapada, aquí,
En este oscuro lugar,
que no me deja ver la luz del día.

Quiero salir de aquí,
pero no puedo.

¿Qué debo hacer? ¿Porqué estoy aquí?
Pensamientos suicidas llegan a mi mente,
para matarme por dentro.

Las ganas de ver derramar mi propia sangre,
se hacen cada vez mayores.

Que alguien me salve,
necesito un salvador,
que me rescaté de esta soledad tan oscura.

Las lagrimas van viajando por mis mejillas enrojecidas,
caigo al suelo de rodillas para intentar hacerme más pequeña,
pienso que cada vez más pequeña me haga,
las voces de mi cabeza cesarán.

Pero todo al contrarió,
estas cada vez son más fuertes,
tengo miedo,
tengo miedo de no poder salir de aquí,
tengo miedo de que estas voces nunca acaben.

Las lagrimas aún están cayendo de mis ojos inchados,
cojo mis rodillas y me hago una bola,
cierro los ojos para intentar olvidar el lugar donde me encuentro.

Los recuerdos vienen a mi mente,
tu estas ahí,
te puedo ver,
los momentos de cuando estabas conmigo.

Los veo,
los siento.

Es como si aún estuvieras a mi lado, siento tus labios rozando los míos, tus brazos rodeando mi cuerpo,
tus ojos mirándome intensamente,
tu pelo haciéndome cosquillas en el cuello,
el calor de tu cuerpo arasando el mío,
la electricidad que haces que tenga cuando tus manos me acarician.

Cuando de pronto abro los ojos y veo que no estas ahí,
que todo es una alucinación de mi menté.

Un grito de desesperación sale de mi boca,
tu no estas,
No estas conmigo,
te has ido,
y aún estoy sola.
Las lágrimas ahogan mis ojos,
gritó tras gritó,
tu no sales de mi mente al igual que las voces que me asustan.

Una me susurra al oído que lo haga.

De pronto una oja afilada aparece a mi lado,
la cojo,
las lagrimas han cesado,
me limpió los restos de agua de mis mejillas con las mangas de mi sudadera.

Observo el pequeño objeto afilado entre mis dedos.

Los voces me susurran que lo haga, con impaciencia me dicen que lo haga.

Deslizo la pequeña oja por mis muñecas,
la sangre empieza a brotar de la erida que acabo de acerme,
al igual que la sangre,
las lagrimas también comienzan a deslizarse por mis mejillas.

Los recuerdos vuelven a la mente, pero ya e tomado una decisión,
vuelvo de deslizar la hoja por mi muñeca y la sangre comienza a deslizarse por mis brazos,
hago lo mismo no se cuantas vezes más,
y continuo por mi otra muñeca al igual que mis piernas,
estoy llena de eridas y tú no sales de mi mente.

Me hago un ovillo en el suelo y comienzo a llorar, no se cuanta sangre e perdido, tampoco me importa.

Los párpados comienzan a pesarme y lo último que recuerdo antes de quedarme profundamente dormida eres tú.

Mark©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora