Después de haber inhalado un poco de cocaína por primera vez, Eveline salió del sanitario para sumergirse en la dulce oscuridad de aquel club, dónde las personas olvidaban ser humanos para convertirse en animales del bosque o de la selva mientras en el ambiente se escuchaban canciones de Nirvana. Eveline quería pertenecer a éste lugar desde el séptimo año, cuando Frances fue su compañera de banca en la clase de Matemáticas.
Subió las escaleras, observó que en el centro del club estaban Frances con el resto de sus amigos, los ocho chicos estaban cantando a gritos, nadie parecía importarle aquellos gritos, todos estaban demasiado colocados.
Después de beber un poco de su cerveza, decidió que si no lograba entrar al grupo de amigos de Frances, se suicidaría, pues quería formar parte de su obsesión.
