Había pasado una semana en la que Eveline pertenecía a su dulce veneno, podía hablar con Frances, podía drogarse con Arabella, podía hacer todo lo que ella quisiera.
Ahora los ocho chicos estaban en el club bailando o mejor dicho, colocándose en la pista de baile, mientras Crystal Castles sonaba. Ahora la castaña había terminado su guerra con sus demonios, Frances era un demonio en forma de ángel que necesitaba también matar, así que se acercó a ella lentamente, deposito sus labios en los de ella, le sabía a venganza.
— ¡Ella me beso, Luke! —Frances estaba molesta, demasiado.
— Por Dios, te has besado con Arabella.
Pero a Frances le agradaba Arabella, Eveline le daba asco.
— Ella me da asco, no me agrada —rodó los ojos molesta.
Eveline corrió, corrió, hasta llegar a la avenida principal, observó el puente con cierto cariño.
