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La penumbra de la noche me aturdia. El húmedo suelo sonaba como rocas cuando las tiras al mar; un sonido interminable acompañado del silencio de la calle. Un constante "pi pi pi" provenía de mi teléfono cada vez que intentaba llamar a James. Podía, aunque sabía que realmente era científicamente imposible, oler el cigarro que probablemente se estaría fumando. El frío me atrapaba y la niebla tapaba parte de mi visión del paisaje. Estaba enfadada, más que eso, e incluso tenía un miedo en mi interior que me hacía llorar.

Suena el teléfono de forma brusca y me detengo en seco.

"WENDY WENDY DÓNDE ESTÁS SAL DE AHÍ"

"James tranquilizate vale la pregunta es dónde estás tú"

"Wendy van a por ti joder van a por ti saben que lo que más me dolería en el mundo sería perderte"

"Corre" susurra. Pero lo interpreto como un grito y un comienzo a la salida de una carrera conmigo misma.

No sé donde voy.

No sé donde estoy.

En mi cabeza sólo está la voz de James, diciéndome de forma indirecta, que corra, pero que tenga cuidado. Que todo estará bien.

Un coche azul marino, negro debido a lo oscuridad, se interpone en mi camino. James.

"JAMES" corro hacia él aunque las fuerzas me falten y las piernas me fallen y nos fundimos en un abrazo.

Me arropa con su chaqueta y sus brazos me dan calor. Sollozo en silencio, llevo meses soportando cómo él se mete en peleas, apuestas, y vienen a por mí. Pero soy incapaz de dejarle ir, porque es lo que más quiero en el mundo.

Prefiero un presente oscuro con tal de tener un nosotros,

tan oscuro como la noche

que un día se torna del todo,

y no me deja ver lo maravilloso de todo esto y un día, se vuelve pasado; un pasado inalcanzable.

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Alguien llama a la puerta y doy un pequeño saltito al asustarme.

"Te he traído el desayuno"

"James, ¿por qué haces ñoñerias de pareja? No me gustan"

"Antes éramos una pareja, ¿o acaso no te acuerdas?"

Se produjo un silencio ante esa pregunta. O acaso no te acuerdas. No, era la respuesta.

Me remuevo incómoda en la cama y doy palmaditas para que venga. Se acercaba el frío invierno y necesitaba calor humano. Llevaba alguna semana viviendo con él. Discusiónes hasta no poder más, portazos, pero me sentía agusto.

Él era diferente a todo lo que yo tenía. Todo a mi alrededor era brusco, debastador y él era mi calma, en parte.

Cojo su mano y la acaricio. Siento cómo mi estómago está formando una fiesta. Le miro a los ojos. Por primera vez veo a una pequeña chica reflejada en sus ojos. Tiene el pelo castaño y los ojos claros, me recuerda a mí.

"Wendy..."

"Cuéntame qué pasó la noche que tuve el accidente y... Y perdí la memoria"

RewindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora