No importa lo que seamos, sino lo que diga el corazón

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Mo Dao Zu Shi no me pertenece, es de propiedad exclusiva de Moxiang Tongxiu.

Hola, esta es la parte final de esta historia Xicheng escrita para el tema de ángeles y demonios, espero que les guste.

Saludos :3

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Llevaban ya dos semanas en Yunmeng, Lan Xichen cada día trataba de convencer a Lan Qiren de partir, pero nunca era el momento adecuado. Y en cierta medida lo entendía, los discípulos que quedaban estaban cansados y moralmente quebrados. Y el descanso, el tratamiento con las aguas purificantes de Yunmeng y las risas sinceras que estos estaban teniendo luego de meses de desdichas eran lo que paraban al heredero de los Lan de insistir más allá.

Por otro lado, estaba su relación algo tensa, pero ya no tan incómoda con el heredero de los Jiang, podían sentarse y platicar sin tener que mirarse llenos de odio, y sin todas aquellas asperezas, pero el recelo y la distancia continuaban, pues a pesar de que Jiang Cheng había cedido a que Lan Xichen no era un ser intrínsecamente malévolo seguía siendo el descendiente de la estirpe de los reyes demonios.

Y también estaba el revuelo del árbol de melocotón y la maduración de las flores dando paso a la fruta del árbol. Un evento sin precedentes e indicadores de una antigua leyenda.

Lan Xichen recordó la leyenda que la joven Jiang le había comentado acerca del árbol y su fruta cuando esta maduraba en el árbol.

"El árbol trae armonía y estabilidad joven Lan, florece por tres mil años antes de dar su fruta, pero solo puede madurar con la conexión de corazones destinados y amor puro, cuando almas gemelas se unan bajo las flores del gran árbol la fruta madurará y vendrá a este mundo trayendo paz y bendiciones, sin embargo, también destrucción y fuego si los corazones se imbuyen en odio y desolación, sea la causa que sea. El gran árbol después de todo es el resultado del poder del gran dios Pangu y un regalo que dio al mundo..."

Lan Huan suspiró, solo eran leyendas, nada más, sus ascendencias solían explicarse por cuentos maravillosos donde mal y vida se conjugaban trayendo armonía.

Cada clan tenía su propia conexión con Pangu y sus bendiciones celestiales, después de todos él era el origen de todo lo que existía.

Aquel día Lan Huan se alejó de la sala de curaciones del clan Jiang, Lan Qiren ya podía movilizarse con cierta dificultad, pero era autovalente, y Lan Xichen necesitaba respirar un poco de todas las responsabilidades. Caminar solía ser mayor fuente de distracción, estando fuera de su clan y sus tierras no podían cultivar la música o sus habilidades espirituales para su entrenamiento o pasar el tiempo, mucho menos empuñar cualquier tipo de armas, sean arcos o espadas. Por lo que tenían las manos atadas. Solo podían tomar sus instrumentos entrada la noche o en la soledad de los rincones de Yunmeng donde nadie pudiera divisarlos, pues la guerra entre los amos de muelle de loto continuaba y los Lan no querían darle los motivos a Yu Ziyuan de tener más conflictos con Jiang Fengmian.

Lan Huan siguió una vieja senda escondida entre arboles de bambú, el confinamiento para los miembros del clan Lan había acabado, podían moverse por todo Yunmeng bajo la bendición de Jiang Fengmian, el bosque de bambú se hallaba lo suficientemente alejado del palacio principal por varios cientos de metros para darle la privacidad al Lan que necesitaba. Aún no tenían un veredicto de cuál sería su próximo movimiento. Lan Qiren había sido tácito en sus opiniones, si se quedaban serían parte de la lucha contra los Wen. Pero eran tan pocos que aquello llevaría a la extinción de los Lan.

Lan Huan llegó hasta una zona de claro, grande y apartada, rodeada por las cañas de bambú florecientes, cerrada a los ruidos externos, abierta para la entrada de la luz solar. Tranquilidad y silencio.

Dulce melocotónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora