Un joven Kyojuro se encontró con un curioso dios, de ropajes llamativos y amables gestos. Una pequeña estrella fugaz que decidió quedarse con él por lo que resta del año.
Así comenzó su vida de casados.
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AU KYOTAN (KYOJURO X TANJIRO)
Tanjir...
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《¿Estará bien? Ha estado durmiendo por bastante tiempo》 El dios acomodó mejor al pequeño en su regazo. No quería incordiarlo al tenerlo acostado sobre la débil madera del templo, existía la posibilidad de que cayera en una tabla falsa y poder terminar herido.
Tanjiro custodió su sueño mientras pasaban las horas, el festival seguía en auge pero el dios no se apuraba para iniciar su respectiva caminata. El cuidar de ese pequeño pollo era mayor prioridad; y su madre no se opondría a su decisión si faltaba a sus obligaciones por auxiliarlo.
Las luces de las casas comenzaron a apagarse, a lo mejor recibiendo la venía de la medianoche, y dar inicio al evento final en donde se reunirían todos las deidades para recibir sus oraciones.
El palacio de verano era el sitio de concurrencia para el acto. Luego de desfilar por todo el sector junto a sus caravanas de bienvenidas, las personas preparaban pequeños altares para que se ubicaran cada dios, acorde al rango de su poder. En ese espacio los regentes de esas tierras iniciaban el culto con un discurso de agradecimiento por su visita, estadía y la inclusión de sus cultos a sus especies, siendo ellos, finalmente, los primeros en ser bendecidos por el dios que lo protege.
Era varias las ocasiones en donde los distintos dioses conocían a sus nuevos devotos, los cuales recibían con sentimientos encontrados para formar parte de su secta; animados por la condescendencia de los nuevos, y entristecidos por la perdida de los mas antiguos; que en ultimas, sus almas terminan formando parte del vasto universo que los creó en un inicio.
El manejo de sus destinos recae en la deidad en la cual creen, quien enjuicia dependiendo de las acciones que el individuo realizó en la vida, acorde a un modo de medida que era único para cada deidad. El devoto, después de un estudio minucioso, puede obtener la posibilidad de reencarnar o, en cambio, ser purificados en el infierno bajo el yugo de Muzan-sama. Por ello, la mayoría de los nuevos devotos eran mayores de edad, cercanos a su deceso.
Era un deber engorroso para los deidades iniciantes. Sin embargo, muy común en este sistema de corte pluralista. Y para Tanjiro, por ser el hijo de la diosa principal, le imponían mayor carga porque se esperaba ser en un futuro uno de las más importantes fuerzas que gobierna ese mundo. No obstante, se demoraría aún siglos para ello, y esta estrella es aún inmadura e ingenua para preocuparse por ello.