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Xiaojun sonrió con timidez mientras se dirigía a su asiento, junto a su mejor amigo, Yangyang; con quien compartía esa materia, la segunda del día. Varias miradas recayeron en él y su dulce aroma, avergonzándolo.

Una vez sentado, suspiró y dirigió su mirada a su menor, quien rio.

-¿Cansado de robarle el aliento a media universidad?- el rubio gruñó y le golpeó el brazo –Te ves jodidamente bien con ese color, aprobado por mí.

Xiao rio, negando levemente. Estaba por hablar cuando alguien se acercó, olfateó y se giró, para sonreír con delicadeza. Una beta estaba frente a él, sus mejillas sonrojadas y un pequeño obsequio en sus manos.

-Ems- susurró, tomando una bocanada de aire –M-me llamo Wendy, s-soy de primer año de Artes y…- extendió la caja -¡me gustas! P-por favor recibe este regalo.

El omega tomó la caja, dejándola en su mesa y procedió a tomar las manos de la chica, quien se sorprendió.

-Lamento no poder corresponder tus sentimientos- susurró, con ternura –Muchas gracias por el obsequio, y cualquier cosa que necesites, aquí estaré.

Sonrió, Wendy asintió reiteradas veces, para luego alejarse y dar una pequeña reverencia, saliendo rápido del lugar.

Quienes observaban la escena, soltaron un suspiro o sonrieron, admirando la delicadeza con la cual el pequeño chico había rechazado a la joven.

Xiaojun era conocido por la mayoría de la universidad, como el omega hombre ideal. Era pequeño, delgado y delicado; su sutil olor a pastelitos y frutillas, maravillaba a la mayoría de las personas. Pero eso no era todo, sino que su personalidad era tan dulce como su olor, siempre colocando el bien ajeno por sobre el propio y tratando de ayudar en todo lo posible. Desprendía inocencia y amabilidad.

Estaba en su segundo año de Licenciatura en Música y tras cantar en uno de los festivales organizados por la universidad, se hizo aún más conocido. Era bastante tímido, pero seguro con respecto a su talento. Vivía el día a día, disfrutando con sus amigos, quienes lo cuidaban como a un niño.

Había salido con un par de chicos, pero ninguno era su pareja destinada y el pequeño omega rogaba que, cuando encontrara a su alma gemela, esta le quisiera tal y como era; y lograra hacerlo sentir amado y complacido.

Porque había algo que Xiaojun deseaba pero nadie parecía querer (o poder) hacerlo, debido a todo lo dicho anteriormente.

Sus parejas anteriores, lo habían tratado con muchísima delicadeza y cuidado; eso no le molestaba, es solo que a la hora del sexo, también lo eran.

El pequeño omega, en simples palabras, quería que su pareja destinada lo partiera en dos, pero sin dejar el amor y cuidado de lado.

Los únicos que sabía de aquel “fetiche” o fantasía que tenía, dentro de su grupo de amigos, eran Kun y Yangyang, puesto que Lucas y Ten lo trataban y cuidaban como a un bebé, y debido a la vergüenza, no fue capaz de decirles, aunque lo más probable es que no le creyeran.

Kun y Yangyang ciertamente se sorprendieron, pero dijeron: “algo debía haber, es muy irreal tu inocencia y ternura”.

El rubio tomó el obsequio y lo abrió, con cuidado. Su amigo silbó, sorprendido.

Una pequeña pulsera, la cual se notaba era de plata pura y tenía grabado “Angel”, yacía junto a unos dulces. Tomó un pequeño papel, avergonzado.

“Ante los ojos de muchos, y los míos, eres un angelito. Por favor, no cambies”.

-Wow, simplemente wow- dijo el pelinaranja, sacando uno de los dulces y comiéndolo.

Sempiterno || h.x.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora