Capítulo 2.- Cazadora

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A duras penas puede sobrevivir en este bosque, pues es solo una cazadora solitaria, pero llega un objetivo a su mente, a escuchado rumores de porqué debían quemarla, sabe que su tribu no dejará de perseguirla por el miedo.

Su mente se centra en acabar con aquello a lo que considera culpable los hongos nafra, dedica semanas a buscar por el bosque y quemar, todos y cada uno de ellos, termina muy lejos, tan lejos que ve a otras tribus pero a ninguna se acerca, todas las noches al intentar dormir siente un intenso dolor su cuerpo y piel cambian y mantenerse viva es un instinto insuperable para ella, es consciente que en ella esta aquella plaga que busca destruir pero sencillamente no puede.

Semana tras semana se siente más fuerte, rápida y se recupera más fácilmente cuándo se cansa, aunque ahora se cansa más fácilmente, su piel esta caliente pero no se siente enferma.

Ve como los vellos de su piel son cada vez más y esta se vuelve más clara, su boca se fortalece ligeramente y tanto su oído, olfato y vista se hacen más agudos, en la oscuridad cada vez nota mejor lo que se mueve en esta y aunque ella no lo sepa sus ojos cafes brillan de noche gracias a la luz de las estrellas, sus dedos se fortalecen y de estos inician a crecer garras.

Pero poco a poco ella se daba cuenta de que las cosas cambiaban, aunque ella creía que destruir el hongo le pondría fin a lo que la estaba alterando, parecía que esa cosa estaba feliz de ayudarla a destruir los otros hongos, pero se negaba a dejar que ella quisiera matarse, se negaba a dejar que se acercará a otras personas.

Su forma de forzar la voluntad de Sashi era primero inyectando recuerdos he imágenes para convencerla y si eso no servía directamente tomaba control del cuerpo de la muchacha, aislaba la mente de la joven de su cuerpo y se acercaba a alguna aldea humana, donde aprovechaba la fuerza que le estaba otorgando a la joven para matar y secuestrar a algún niño o niña.

Y lo devoraba en las ramas de algún árbol, dejaba que la niña fuera conciente de lo que pasaba, la joven sasha veía obligada a sentir que comía a una niña o niño inocente, a alguién que en alguna ocasión ni siquiera estaba muerto al empezar, sintiendo en sabor de la sangre cruda los gritos de su víctima y los gritos de dolor de su familia.

Sashi incluso llegó a dudar de que la decisión de destruir los hongos fuera suya, inició a creer que había sido ese mismo parásito el que le había implantado ese objetivo.

Los dedos de sus pies se fortalecían, se alargaron y la joven iniciaba a caminar solo sobre estos en lugar de sobre la planta de sus pies, la zona justo posterior a su muñeca se alargaba y su columna vertebral igual se alargaba en su parte baja donde una larga y delgada cola iniciaba a formarse.

En la mayor parte de su piel el vello que le crecía no superaba el centímetro, y en ciertas parte no llegaba a los tres milímetros, pero sobre su columna sus vellos eran más gruesos y con los años llegaron a más de diez centímetros.

El parásito obviamente no parecía tener piedad ni con lo que la joven creía la misma raza de esa criatura, los hongos nafra, ni con los humanos kulala, pero a pesar de eso parecía no tener interés en causarle muerte a Sashi.

Ese parásito la cuidaba, parecía nunca necesitar descansar y si mientras la joven dormía algo la amenazaba tomaba el control de la joven sin despertarla y generaba fuertes gritos "oíííí" de advertencia y otros similares para espantar a otras criaturas, cuándo eso no servía la transportaba a otro lugar algo que en más de una ocasión asustó a Sashi en las primeras ocasiones que ocurrió.

Y también con el tiempo aprendió a saber no solo como usar sus recuerdos para lastimarla si no que también para quitarle el dolor, tras más de tres años habían llegado a la frontera norte del bosque un lugar donde el bosque se transformaba en una sabana. Un lugar donde la joven descubriría mucho más.

Tierras Salvajes.- El Parásito del Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora