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   Con prisa y preocupación se arrodillo ante su compañero de ascensor, este mismo se encontraba desplomado en el suelo. Había tenido un desmayo inesperado del cual ella intentaba despertarlo tocándole el hombro.

— Vamos, Chris. Despierta — le decía, moviendo su hombro suavemente, cuando notó que los ojos del castaño se fueron abriendo, pudo tranquilizarse.

— Estoy bien — afirmó, comenzando a erguirse.

— ¿Estás muy seguro de que estas bien? — se sentó a su lado.

— Si, ya me ha pasado otras veces. Tengo claustrofobia — explico, dándole sentido a todos esos síntomas que estaba padeciendo.

— Ya saldremos pronto de aquí, solo no pienses en que estas en ese lugar cerrado — lo reconfortaba ella. — Imagina que estás en un campo, con muchas flores de colores y estas corriendo — seguía ella, Chris para ese momento ya tenía sus ojos cerrados, imaginando todo lo que ella le decía.

— Funciona —sonrió. — Muchas gracias, por ayudarme tanto y eso que apenas te conozco — se giro a verla.

— Tenemos una hora para conocernos, así que una pregunta yo y otra tu — propuso, cruzando sus piernas. — Eso si, se responde todo — entrecerro sus ojos.

— Está bien, no me golpees chica de acero — se carcajeo. — Comienza tú.

— De acuerdo — pensó por unos segundos. — ¿Porqué estás aquí? Es decir, en el edificio. — lo miro.

— Trabajaré en la segunda temporada de Supergirl — soltó, sorprendiendo a la rubia.

—Y hasta ahora lo dices — sonrió, golpeando sus manos en sus muslos.

— No preguntaste antes — se defendió. — Voy yo... ¿Siempre eres así? ¿Tan sonriente?.

— Lo intento, no hay nada más reconfortante en este mundo, que ver a una persona sonreír, la risa se contagia y eso es lo que yo me propongo hacer — sonríe, valga la redundancia. — ¿Familia?.

— Mi mamá y mi hermana, las amo con todo mi corazón— sonrió melancólico. — ¿Mascotas?

— El amor de mi vida — se apresuró a decir, mostrándole algunas fotos. — ¿Tú? ¿Mascota?

—Por supuesto — no dudo en contestar, también mostrándole una foto.

— Ya quiero conocerlo — aplaudió en su sitio.

— Ya aprendí algunas cosas sobre ti, Supergirl. Eres amante de los perros — se carcajeo. Aunque nuevamente un estruendo se hizo presente, bajando un poco más el ascensor de su sitio anterior...

Sin DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora