II. Crazy in love

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Calor. El intenso calor donde yacía inmerso le sofocaba desde la punta de sus cabellos hasta el final de sus pies.

Su mente imponía la interrogante del porqué estaba metido en ese estado. Ocurrió de un momento a otro y seguía preguntándose el motivo del seguir ahí. Irónicamente, no era desagradable, tal vez eran las famosas hormonas despistadas que un adolescente poseía o quizá la emoción por un contacto sexual. Sin importar aquello, la situación resultaba confusa y no esperaba que él fuera poseedor de esa dominante seducción.

¿Acaso no era un juego? Comenzó producto de una escusa demasiado rebuscada por parte de Fatgum, pero las cosas al avanzar fueron encaminándose a un final distinto. El estudiante no quería que aquello terminara, porque, por una parte, no sabía como concluir ese asunto.

¿Estaba mal? Efectivamente era así. Debía encajar solamente como un alumno de pasantías, no sabía por qué ni cómo resultó siendo lo opuesto. En profundidad, al fin y al cabo sería un problema.

¿Debía echar toda la culpa sobre el héroe? Claro que no, puesto que su actuar estaba más que consensuado, sin embargo, su emoción y seguridad se vieron extinguidas paulatinamente a causa de la incertidumbre porque, más que obvio era que no contemplaba una situación normal, mucho menos que fuera positiva para el par.

El tiempo no era capaz de retroceder y sucumbir de frente al instinto carnal presentaba una chance seductora, pero poca convicción. Y ahí estaban. Kirishima sentado turgente sobre el escritorio del héroe, sin importar los papeles y lápices que desplomaron al suelo producto del brusco movimiento que lo guió ahí. Taishirō manteniéndose seductor, dominaba y comía los ásperos labios del estudiante. Resultaban mucho más deliciosos que un takoyaki recién hecho.

Intensamente las manos adultas apoderaban un jugueteo sobrepasado que llegaban a curvear la anatomía completa del joven.

-Fat... e-esto... -Liberó su voz Eijirō de forma entrecortada y con un evidente nerviosismo acompañado, luego de culminar con ese extenso beso.-Nos pueden ver aquí. Ya no...

Comprometedor y erótico no podía ser más. Contemplaba a ese adolescente tan vulnerable, no de una mala forma, pero, a pesar de la excitación, sentenciarlo a tal situación terminaría en algo perjudicial para él. Por mucho que su libido presente se percibiera a flor de piel, su cometido para ese arbitrio era negarse en tocar aquel pedazo de cielo que el pelirrojo le cedió. Entorpecido separó su arriate corpulencia, engorroso le pareció tener que, porque tenía que.

-Entiendo. -En su rostro se trazó una mueca de picardía. Retornó a su acercamiento con su amante para susurrar: -Jugaremos otro día, Ki-ri-shi-ma-Kun. -Terminado de reproducir aquellas seductoras palabras creó distancia para empezar a recoger del suelo los objetos caídos.

Ese ambiente se admiraba como lo más raro en donde esos dos héroes podían yacer. Por su parte, Eijirō agradecía que terminara, sin embargo permaneció en blanco, ¿cómo debía actuar? Toyomitsu hizo fluir con tanta naturalidad el suceso hasta convertirlo en una cotidianidad. El persistir sentado sobre el escritorio del héroe no mejoraba sus ánimos. Bajó del escritorio y se acercó a uno de los sofás para tomar la maleta -cual dejó previamente ahí- que contenía traje de héroe dentro.

-I-Iré a cambiarme, con permiso... -Cabizbajo salió de la oficina y se dió el tiempo de liberar una necesaria exhalación para entrar en sintonía con su mente.-Concéntrate. ¡Es trabajo, es trabajo! -Alzó las dos palmas de sus manos para dar varios golpecitos en sus rosados pómulos.

Ingresó a un baño y empezó a despojarse de su uniforme de estudiante para vestir su traje de héroe. Al menos usaría esa pequeña instancia para dejar fluir sus pensamientos. Tomó su tiempo necesario dentro del baño, quería tardar la mayor cantidad de tiempo posible para estar lejos de Fatgum.

「 Let's Play 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora