»MORGAN SKREIN«

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(INICIOS)
“No todos lo monstruos hacen cosas monstruosas”

Morgan

Desde que tuve cuatro años, he estado sólo, no tuve a nadie que me cuidara. Mi madre se iba todo el día, ni siquiera había notado las cosas tan peculiares que podía hacer, como levantar rocas con mis manos sin tocarlas. Sólo tenía a mi papá, que de vez en cuando, nos visitaba, o de menos a mí. Pero cuando Jessie nació, sus visitas se hicieron menos frecuentes hasta que el señor Sheehan se llevó a Jess a Marruecos. En ese momento, mi padre ya me visitaba con normalidad y un día, nació Nick, yo creí que papá tardaría en vernos de nuevo, pero no, ésta vez seguía llendo a casa. Mi papá me hacía muy feliz, era la única persona que se había preocupado por nosotros, ni siquiera el papá de Nick se molestó en preguntarse por su hijo.
Mi papá me enseñó a caminar cuando tenía dos años, yo aprendía muchas cosas de él, principalmente sus groserías. Hasta que un día... En mi cumpleaños número cuatro... Ya no volvió.

–Quiero esperar a mi papá– Dijo un pequeño Morgan frente a un pan con una vela encima.
–No va a volver, ya no te quiere– Dijo mi madre sentada frente al televisor, fumaba un cigarrillo mientras bebía cerveza.
–Va a venir, es mi cumpleaños– Susurré sentado en la mesa mientras cargaba a Nick en mis piernas.
–Ándale, va a volver a verte, seguramente traerá a su nueva novia– Contestó mi madre sarcástica– Ya no te necesita, tendrá más hijos con esa mujer, a lo mejor.

Yo me quedé callado, él no podría hacer eso, yo era su hijo y me amaba. Ese día decidí esperarlo para soplar la vela, pero el momento nunca llegó, pues a las once y media de la noche, la vela se terminó y el pan de chocolate se lo comió Nicky. Creía que él volvería, pero jamás lo hizo, ni siquiera envió una carta, ni nada. Se había olvidado de nosotros.

Morgan (6 años)

Un día por la mañana, Jessie apareció en la puerta, completamente solo y ahí se quedó, pues mi madre ni siquiera le abrió la puerta, yo tuve que salir por él. Ahora era un poco más difícil, pues cuidaba a Nick y a Jessie, les daba de comer, los bañaba, los llevaba a la cama y les contaba historias por la noche.

–¿Cuando volverá papá?– Preguntó Jessie una noche.
–No lo sé– Susurré acostándome en la orilla de la cama junto a Nick y a Jessie.

Muchas noches no dormía, me preocupaba que le pasara algo a mis hermanos.

Al día siguiente...

Mi madre caminaba de un lado a otro mientras hablaba por teléfono.

–¿Y no hay nadie más para que lo cuide?– Preguntó mi mamá, sostenía un cigarrillo con la otra mano– Si, si entiendo que murieron los dos y que soy su única tía, pero ¿No pueden llevarlo a un orfanato? Yo qué sé.
–Nicky, no– Susurré cargando a mi hermano, pues gateaba cerca del bote de basura y sabía que se comía todo lo del suelo.
–Ma, tengo hambre– Decía Jessie jalando a mamá de los pantalones.
–¡Morgan! ¡Llévate a tu hermano de aquí!– Me gritó Caitlin empujando a Jessie con el pié– Si, si, pero yo no puedo quedármelo... ¿Cómo? ¿Me darán dinero?
–Ven Jess, deja que la mujer siga hablando por teléfono– Dije tomando de la mano a mi otro hermano y llevándolo a la mesa.
–¿Por qué no me dijo antes? Claro que estaré feliz de aceptarlo en casa, lo cuidaré como a un hijo– Dijo Caitlin y rodé los ojos– Si, si adiós.
–Mamá, tenemos hambre– Me atreví a decir.
–Hay comida en el refri– Dijo Caitlin sin prestar atención– Niños, buenas noticias, el gobierno islandés nos dará mucho dinero, una vez al mes.
–¿A cambio de qué?– Pregunté confundido.
–Ahg, cuidar a su primo, al parecer sus padres murieron– Dijo mamá y tragué saliva.

DARKNES- CLANCY'S SCAPE [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora