2. Incompatibles

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Jungwoo subió a su habitación con los pensamientos nebulosos. Sus pies pesaban, e incluso le faltaba la respiración. Había tantas cosas en su mente que ni siquiera podía concentrarse en una sola: su hermano iba a tener un hijo.

¿En qué momento se distrajo tanto que ni siquiera se había dado cuenta?

Y ahora que lo recordaba, Dongyoung y Yoonoh habían dado muchas pistas los últimos meses. Las citas con ropa formal, la búsqueda interminable de documentos, las miles de llamadas para ambos por varios departamentos de gobierno, las constantes inspecciones a su casa. Aunque nunca preguntó, Jungwoo estaba seguro de que planeaban remodelar la casa.

Qué ciego había sido. ¿Cómo no notó desde antes que su hermano buscaba agrandar la familia?

Se sentía todo un imbécil. Su hermano estaba a punto de vivir la verdadera vida adulta, mientras que él jugaba a la casita con Yukhei y sus hijos gato.

Jungwoo se sentía un pésimo hermano; se suponía que él debía de estar cuando Dongyoung tomara decisiones importantes como esa. Sin embargo parecía estar más alejado que nunca.

El castaño detuvo su andar, y con mucho trabajo se sentó en uno de los escalones. Tapó su rostro con ambas manos y suspiró. Fue entonces cuando comenzó a tranquilizarse; tener un sobrino no era para nada malo, ¡era una noticia asombrosa!, ¿cuántas veces había imaginado tener una familia numerosa?, por fin su sueño se estaba cumpliendo.

Además, el que Dongyoung tuviera un hijo no significaba que él tuviera que irse. Él podría ayudar a cuidar a su hijo o hija, estaba seguro de que sería un muy buen tío. Podrían funcionar como una verdadera familia.

Aunque por otro lado, también estaba Yukhei.

Jungwoo mentiría si dijera que nunca había imaginado una vida al lado del espigado chico de grandes ojos y hermosa sonrisa. Desde que eran jóvenes, el castaño se encontraba a sí mismo pensando en ambos como una pareja en forma, con una casa juntos y compras en el super semanales. Muy en el fondo soñaba con aquel día, y tenía un concepto muy romántico sobre él.

Pero conforme el tiempo fue pasando, Jungwoo dejó de lado ese sueño, que por algún motivo le aterraba. No es que no quisiera estar el resto de su vida con Yukhei, sino que era más fácil no pensar en eso.

Agradecía demasiado que Yukhei no lo presionara, ni se molestara con él por esa clase de cosas.

Todos esos pensamientos sólo sirvieron para que Jungwoo reafirmara su idea: iba a quedarse en su casa, todo iba a estar bien.

Jungwoo continuó su camino hacia su habitación completamente convencido de quedarse en su casa por los siglos de los siglos, pero no pudo evitar sentir un piquete de culpabilidad cuando pasó delante del cuarto de su hermano y el profesor Jung, se escuchaba la risa de ambos y sus voces alegres.

-¡En unos meses no vamos a poder dormir tranquilos otra vez! -Yoonoh dijo emocionado.

-Y eso será sólo el primero -Jungwoo podía imaginar a su hermano sonriendo de oreja a oreja -pienso tener cinco o seis.

-¡Al principio no querías ni uno! -el profesor Jung le reclamó riendo.

-Contigo podría tener todo un ejército -Jungwoo se alejó de la puerta en cuanto la conversación dejó de entrar en la clasificación del horario familiar.

Una vez que el castaño estuvo en su habitación, los pensamientos de culpa lo inundaron de nuevo.

Dongyoung iba a tener una familia propia, y Jungwoo no quería impedirselo. Jungwoo quería que su hermano se dedicara cien por ciento a ello. Desde que sus padres se fueron, Dongyoung se encargó completamente de su hermano menor, por esa razón Jungwoo siempre sentía que le debía todos esos años, y no quería arrebatarle más.

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