Missing

265 22 9
                                    

Hola ¿Cómo están? Tras un largo hiatus finalmente regresa Monster.

El infierno comienza para Tsubasa.

Hola, soy la Haruka del 2024. Mi idea era finalizar este fic antes de que termine octubre, pero como ven (independientemente de la fecha en que lean esto) no se podrá. Una pena ya que es el mes del horror.

Disfruten la lectura.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Al ver a aquel sujeto con parte del cerebro a la vista Tsubasa emitió un potente grito que se oyó por todo el hotel seguido de otros menos fuertes. De repente el pasillo fue inundado por risas terroríficas y acto seguido apareció el mismo joven que vio esa tarde, con el cuero cabelludo del otro en sus manos ensangrentadas.

– ¿Te gusta? Lo hice yo mismo – se jactó.

Al no obtener respuesta el joven se acercó a las corridas hacia Tsubasa, así como al mismo tiempo el adulto huía asustado del lugar.

– ¡¿Dije, te gusta?! – le enseñó el cuero cabelludo.

– ¡Eres un loco! – respondió –. ¡¿Cómo puedes hacer algo así?!

– Querido, comparado con el resto de las personas en este horrible mundo soy un amor – rió –. ¿Quieres tocarlo?

– ¡Nunca! – intentó darse vuelta pero el contrario lo tomó del brazo.

– ¿No quieres pasar algo de tiempo conmigo, bebé? – acarició su mejilla con la parte mutilada de su víctima.

– Suéltame.

– Lo siento, no lo haré – acercó su rostro –. ¿Cómo te llamas?

– ¿Vas a matarme?

– Mmmmmm, tal vez sí, tal vez no – titubeó –. Ese tipo a quien acabo de matar no era muy complaciente que digamos, quizás tú sí puedas darme una buena ronda... Si sabes a lo que me refiero – guiñó su ojo.

– ¡No!

– Wakabayashi – al oír el llamado, el mencionado se dio la vuelta.

– ¿Qué ocurre, Yukari? – preguntó sin soltar al castaño.

– El señor Katagiri te llama, dice que es urgente.

– Ya veo – fijó su vista en Tsubasa –. Tuviste suerte esta vez, pero para la otra no te será tan fácil.

Tras decir eso besó salvajemente al castaño, quien estaba en shock. Luego de eso lo soltó y se fue con la joven.

                                                                                         A la mañana siguiente.

Tsubasa abrió los ojos y se incorporó de golpe, respirando agitadamente. Tras unos segundos se dio cuenta de que se encontraba en su cama, cosa que le pareció extraña ya que cuando aquel sujeto se había ido perdió el conocimiento en ese mismo pasillo. ¿Había sido una pesadilla?

– ¿Te sucede algo? – preguntó Ishizaki.

– No, nada – respondió.

Se levantó y fue al baño. Abrió el grifo del lavamanos y echó una gran cantidad de agua en su rostro. Todavía no lograba entender lo que supuestamente pasó la noche anterior, había un hombre con la mitad de su cerebro expuesto y luego vino aquel sujeto que se le insinuó con la parte faltante. Empezaba a pensar que fue un error venir y que lo mejor sería regresar.

Levantó su cabeza y de inmediato sintió su corazón latir más rápido. Al verse en el espejo pudo ver el reflejo del pelinegro, quien mostraba una cara de pocos amigos.

– ¿Cómo amaneciste?

– T-tú... ¿Qué haces aquí? – se dio la vuelta asustado.

– Solo vine a ver como estabas luego de lo de anoche, te veías muy asustado y me preocupaste – rió.

Tsubasa se sentía, no, estaba aterrado, lo que ocurrió anoche era real, en verdad sucedió, y el asesino estaba justo enfrente a sus ojos. Para empeorar las cosas este se acercó hasta quedar a centímetros de su cara.

– Me alegra que estés bien – sonrió de manera macabra –. Dime algo, ¿Eres activo o pasivo?

– ¿Qué?

– Ya sabes, a la hora del sexo, ¿Prefieres meterla o que te la metan?

– ¿Qué clase de pregunta es esa? Yo ni siquiera tuve relaciones aún – puso una mueca.

– Tu cara dice lo contrario – acortó más las distancias –. Yo soy ambas cosas, más activo que pasivo.

– Aléjese de mí – intentó zafar pero el contrario lo tomó de las muñecas.

– Ah, ah, no te irás – dijo –. Escucha, hoy estoy de buen humor y por eso te dejo elegir. Pero ojo, si eliges dominarme más vale no pasarte si no quieres terminar como el tipo que maté anoche.

– No...

– No puedes negarte – apegó su cuerpo contra el del castaño.

El pelinegro comenzó a besar el cuello de Ozora como al mismo tiempo metía una mano debajo de su polera y con la otra tomaba la del contrario y la dirigía a su miembro.

– ¿Lo sientes? Es grande y dura – susurró en su oído –. Cuando entre en tu interior desearás que no te la saque nunca – llevó su mano a una de sus nalgas –. Son bien firmes. Si decides follarme que sea a cuatro patas y muy pero muy rápido, me encanta cuando son rudos.

– Ah... Ah... No... – suplicó.

– No tienes opción – se inclinó para besarlo.

Del otro lado de la puerta, Ishizaki esperaba impacientemente a que su amigo saliera del baño para poder entrar, pues llevaba varios minutos dentro. Cansado, abrió la puerta y se encontró con el castaño en el suelo y en posición fetal.

– ¿Qué pasó? – corrió hacia él desesperado –. ¡Tsubasa, Tsubasa! – lo zarandeó.

– ¡Quiero ir a casa! – sollozó.

                                          &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

– Katagiri, nos estamos quedando sin alcohol – le dijo Sanae.

– No se preocupe, ya he llamado para reponerla y en tres horas llegará una carga – respondió.

– Bien, porque no quiero que abras el bar esta noche y no haya nada para beber.

De repente la puerta del ascensor se abrió, revelando a los dos amigos bastante alterados.

– Tsubasa, no tienes que hacer eso – decía en un intento de convencer a su amigo.

– ¿Se les ofrece algo? – preguntó la pelirroja.

– ¿Sabe dónde hay un teléfono? El mío se quedó sin batería y mi amigo no quiere darme el suyo.

– ¿Ocurrió algo?

– No, nada.

– Trataron de violarme – confesó –. Un hombre entró al baño de nuestro cuarto e intentó abusar de mí, encima anoche vi como el mismo tenía el cuero cabelludo de otro sujeto.

– Tsubasa, cálmate.

– Dígame, ¿Usted estaba con él cuando eso pasó? – le preguntó Katagiri a Ishizaki.

– Estaba en el cuarto, pero no vi a nadie entrar – contestó –. Tsubasa, seguramente te golpeaste la cabeza y estás delirando.

– ¡Yo sé lo que vi!

– Cálmense – el mayor ajustó su lentes –. Lamentamos que esto haya sucedido y vamos a llamar a la policía.

– Gracias, pero de todas formas nos vamos.

– Tsubasa.

– No, Ishizaki, aquí hay un violador y asesino suelto y no estamos a salvo – argumentó –. Si quieres podemos pasear por Aomori en lo que compramos los boletos, pero no nos quedaremos ni un solo minuto más.

– Está bien – suspiró resignado.

– Lamentamos que hayan pasado por esta experiencia – comentó Nakazawa.

– ¿Vamos, Ishizaki? – preguntó el castaño.

– De acuerdo.

Luego de que ambos se fueran la pelirroja miró fijamente a su compañero.

– No podemos permitir que abran la boca.

– No, me encargaré de esto ahora – tras decir eso se retiró del lugar.

                                                                                              Varias horas después.

Tsubasa e Ishizaki salieron del ascensor en silencio y comenzaron su camino de regreso al cuarto para ir a empacar, cuando de repente un joven castaño se les acercó.

– Disculpen – dijo –. Estaba buscando el cuarto donde se hospeda mi amigo pero me perdí. ¿Podría alguno de ustedes ayudarme?

Ambos se miraron el uno al otro.

– Ve tú, Tsubasa, yo voy a empacar – pidió.

– Está bien – miró al joven –. ¿En qué piso se encuentra?

– Creo que arriba – tomó al mayor de la manga y lo metió en el ascensor para segundos después apretar el botón del ascensor.

Ninguno de los dos dijo nada. El menor observó detenidamente al mayor, quien tenía la vista en el suelo, inquieto. Aunque a simple vista parecía relajado, en realidad Tsubasa era un manojo de nervios. No veía la hora de irse de este hotel.

– ¿Desde cuándo estás aquí? – preguntó en un tono amigable.

– Me voy en un rato – contestó sin mirarlo –. Quiero ir a casa.

– ¿Ocurrió algo?

– No, nada – respondió –. Es solo que quiero volver a casa.

El elevador se detuvo y abrió sus puertas, a lo que ambos salieron y comenzaron a recorrer el pasillo.

– ¿Cuál es tu nombre?

– Tsubasa, me llamo Tsubasa.

– Mucho gusto, Tsubasa, yo me llamo Taro Misaki – saludó animado.

– ¿En qué habitación se encuentra?

– A ver... Ahí – se paró frente a una puerta –. Muchas gracias, Tsubasa.

– No hay de qué.

Una vez que Misaki entró al cuarto Tsubasa fue al ascensor y volvió a su piso. Con un semblante serio se encaminó hacia su habitación, cuando llegó notó que la puerta estaba entreabierta. Asustado, la abrió y para su horror el interior estaba totalmente desordenado.

– No... ¿Ishizaki? – llamó aterrado –. ¿Ishizaki? ¿Ishizaki, dónde estás?

Se acercó a la cama de su amigo y vio pequeñas manchas de sangre, a lo que retrocedió con más temor que antes.

– No... No por favor – se abrazó a sí mismo –. ¡¡¡¿Ishizaki, dónde estás?!!!

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Final impactante ¿No?

En el próximo capítulo a Tsubasa no le queda otra más que quedarse en el hotel ya que no puede irse y dejar a Ishizaki solo, asimismo descubre cosas que desearía no saberlas. No se pierdan "Dark Secrets" próximamente.

Este capítulo habrá sido menos impactante que el primero, pero les aseguro que el tercero no decepcionará.

Segundo capítulo de doce finalizado. Recuerdo que en ideas tempranas Misaki iba a ser amigo de Tsubasa, y menos mal que no fue así al final porque no aguanto verlos juntos.

Si todo sale bien mañana subiré el tercer episodio.

Espero que hayan disfrutado de este episodio.

Matta ne.

Monster.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora