Capítulo 31

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Siempre me he considerado una chica poco atlética, nunca se me dio, ni se me dará tener una buena condición física, mi pequeño cuerpo no está a la altura de esos personas que son capaces de correr un maratón de cinco kilómetros.

Uff ¿Cómo es que pueden tener tanta resistencia? Yo puedo hacer cinco abdominales y ya estoy sin aire.

Bueno, pues, ahora creo que soy digna de decir que podría participar en uno de esos maratones, y todo gracias a Zack, que me está haciendo correr por toda la casa como si fuera una loca asustada. En cuanto dijo que "Iba a matarme" y vi todas las intenciones que tenia de hacerlo, no pude evitar echarme a correr, Dios que me dio muchísimo miedo. Parece esas típicas escenas de terror, en el que la chica huye desesperada del loco psicópata que trata de asesinarla, pero no importa todo lo que corra o se esconda, él siempre la encuentra y la mata cruelmente.

Él está detrás de mí, casi pisándome los talones, Zack al contrario de mí solo necesita trotar para estar al mismo nivel que mi intento de "escape". Está más que en forma, sabe que si se esfuerza en correr un poco más rápido me alcanzará, pero no lo hace, seguro porque le divierte verme correr como tortuga.

¿Las tortugas corren? Bueno, no importa. Lo importante aquí es que tengo que escapar.

En medio de todo esto se me ocurre la brillante idea de encerrarme en alguna habitación y quedarme ahí hasta mañana, o por lo menos hasta que a Zack se le pase todo el rollo. Subo como puedo por las escaleras con cuidado de no torcerme el tobillo y caer de culo por las escaleras. Cuando estoy arriba corro por todo el pasillo. Entro en la primera puerta que veo y cierro la puerta detrás de mí.

Me adentro del todo en el dormitorio.

Respiro con agitación, el corazón va a salirse de mi pecho y mis pulmones quieren estallar, mi boca esta seca y mi garganta me ruega litros de agua. Por Dios. Nuca he corrido tanto en mi vida y me siento orgullosa de mi logro, merezco estar en los "World Marathon Majors", obtendría el último lugar, pero al menos me animaría a participar, tampoco es que me considere la sucesora de Usain Bolt.

Siento unos pasos por el corredor, y obviamente sé quién es. Respiro con tranquilidad cuando Zack trata de abrir la puerta pero esta no cede, ya que la he cerrado con pestillo.

Aquí está muy oscuro, apenas puedo ver la silueta de la cama y de los muebles, trato de guiarme tocando todo lo que puedo para poder llegar a la cama y descansar ahí. En un paso demasiado torpe me golpeo el dedo pequeño del pie con la esquina de una mesa de noche.

«MIERDAAAAA»

Esto duele, duele que te cagas.

Trato de no gritar de dolor y como puedo llego a la cama y me tumbo a la espera de que se canse de intentar abrirla y se marche, pero siento algo extraño, un ambiente raro, un olor peculiar se hace presente en mi cavidad nasal. Y es un olor que a estas alturas podría distinguir en cualquier lugar.

«Ay no... Por favor no me digas que esta es la habitación de...»

La puerta se abre de golpe, dejando ver a un Zack totalmente enojado y con una sonrisa de satisfacción.

¿Cómo es que la abrió? Se suponía que la había cerrado con seguro. Mi duda es contestada cuando veo una llave en la mano de Zack. Mierda ¡Claro que iba a tener un llave! No puedo creer que me haya metido a la cueva del lobo. Se acerca con esa misma sonrisa torcida en sus labios. Intento rodearlo y volver a escapar pero él es más rápido que yo y apenas puedo moverme por el tremendo golpe que me he metido en el pie. Me toma de la cintura elevándome en el aire y echándome en su hombro como si fuera un costal de papas.

UNIDOS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora