Capítulo 3

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Miércoles 23 de Mayo 2018

Durante cuatro años estuve preparándome para este momento. Ya pasaron diez años desde que me vida se fue cayendo, diez años de sufrimiento y pesadez, diez años de mi perdida...

Hoy se cumple el decime aniversario desde que ustedes cerraron los ojos para siempre dejándome a mi sola en este mundo que a veces puede ser... demasiado cruel.

Paso mi mano por la fría piedra que esta frente a mí, dejando un ramo de flores.

Jaxon Marín

Amado padre y esposo

1973 - 2008

Me fijo en la otra lapida y dejo otro ramo de flores lleno de "Dalias Amarillas".

Cecilia Herráez

Amada madre y esposa

1975 - 2008

-Mamá, Papá -mi voz se rompe y se me forma un nudo en la garganta- Los extraño tanto, no se imaginan todo lo que pase desde que se fueron -no aguanto, siento como las lagrimas abandonan mis ojos- Creí que nunca me dejarían, creí que siempre estaríamos juntos. Pero creo que la vida tenía preparada otras cosas.

Cuando me dejaron toda la luz comenzó a extinguirse. Sentí que estaba cayendo y que ya nadie podría levantarme. Creía que mi vida se iría junto con ellos.

Desde que las personas más importantes para mí se fueron mi vida dio un giro de ciento ochenta grados. Todo, absolutamente todo, se fue por el caño.

Recordar los diez años más horribles y desagradables de mi vida provoca un colapso en mí.

Mirando las dos criptas me di cuenta que estaban muy descuidadas. Alrededor tenían pastos secos, hojas caídas y uno que otro envoltorio de basura ¿Por qué la gente tira basura en un cementerio?

Me puse a limpiar un poco, no me gustaba ver el lugar donde estaban mis padres así de maltratado.

-Perdonen por no venir a visitarlos -les hablo mirando ambas lapidas- Pero estuve pasando por muy malos momentos pero prometo venir más seguido -me limpio una lagrima antes de ponerme de pie y limpiarme las rodillas.

-Los veré pronto, adiós -con la cabeza gacha comienzo a dirigirme hasta la salida del cementerio.

Cuando llego a la salida escucho una voz:

-¿Marín?

Me detengo y miro al frente encontrándome con unos ojos verdes. Zack. Está alado de un auto deportivo negro con un ramo de flores en su mano derecha y la otra en el bolsillo de sus jeans y una mochila colgada en su hombro. A su costado se encuentra un hombre alto y corpulento vestido con traje y con lentes de sol.

-¿Zack? ¿Qué haces aquí? -le pregunto y él ríe como si hubiera dicho algo gracioso.

-¿No te dijeron que a veces puedes hacer preguntas muy estúpidas?

Lo miro confundida, hasta que me pongo a pensar en mi pregunta, y si, la verdad fue muy tonta ¿a qué más iba una persona al cementerio? ¿A tomar el té? ¿A jugar un rato?No, idiota.

-¿Cómo siguen tus heridas? -cambio el tema. Aunque no creo que hayan mejorado mucho, sólo a pasado un día.

-Bien creo. Sólo ha pasado un día -aclara repitiendo justo lo que pensaba.

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