2. Cenicienta. (1/2)

181 10 1
                                    

En el bosque que conectaba North Fantasy con West Fantasy, además de Blanca Nieves, vivía una alegre niña llamada Ella. Su madre falleció al dar a luz, y su padre viajaba mucho, porque era piloto de avión. Ella se quedaba al cuidado de los empleados, que también eran sus amigos.
Su padre siempre la llenaba de regalos de sus viajes, y la consentía cuando podía. Le enseñó valores importantes, como la bondad, valentía, amor, y lo que más quería que tuviera su hija, esperanza.
Ella era muy agradecida con todo lo que hacía su padre por ella. Siempre trataba de enorgullecerlo, y demostrarle lo buena persona que es, claro que su padre siempre lo reconocía, él estaba muy claro en el buen trabajo que había hecho al cuidar y educar a su hija.

—Ella... —Su padre, como todas las noches, fue al cuarto de su hija.

—¿Sí, papá? —Terminó de recoger sus libros del suelo, y se acercó a él.

—Quiero darte una noticia... —El hombre se sentó en la cama, y Ella hizo lo mismo, sentándose a su lado.

—Dime.

—En mi viaje conocí a una mujer. —Ella prestaba atención atentamente. —Esa mujer perdió a su esposo hace poco, y tiene dos hijas de tú edad...

—¿También tienen nueve años? —Se apresuró a preguntar

—Bueno, la mayor, Drizella, tiene diez. La otra hija, Anastasia, tiene nueve.

—Entonces, no tienen mi edad exactamente. —Ella negó con la cabeza

—No exactamente, pero no se nota la diferencia. —Dijo quitándole un poco de importancia.

—Bueno, sigue contando.

—Yo pensaba que podríamos ayudarlas, para que no se sientan solas. —Dijo despacio.

—¿Les vas a dar dinero? —Cuestionó la niña.

—No. —Su padre sonrió levemente. —Ellas vienen de una buena familia. —Pensó durante un corto tiempo sus palabras. —Ella, quiero casarme con esa señora.

—¿Cómo se llama?

—Le gusta ser llamada "Lady Tremaine"

—Vaya nombre. —Ella dejó escapar una sonrisa algo burlona.

—Lo se. —Su padre también sonrió burlonamente. —Pero en serio, Ella. Sería un buen gesto invitarlas a vivir con nosotros.

—Pues... —En el fondo, Ella no quería en absoluto tener una madrastra. —Si eso te hace feliz...

—¿Segura? Sabes que puedes decirme lo que piensas, sin ningún problema.

—Es que... no se, no me convence.

—Lady Tremaine solía organizar pequeñas fiestas en su casa, junto a su esposo y sus hijas. Podría hacer lo mismo aquí, y llenar la casa de risas otra vez.

—¿Otra vez? —Ella no entendía lo que su padre le estaba diciendo.

—Cuando tu madre vivía, ambos invitábamos a los vecinos a hacer parrilladas, o cenas formales por diversión, pero con la muerte de ella, esas cosas simplemente dejaron de hacerse.

—Oh... —La pequeña había entendido.

—Entonces, ¿qué dices? —Puso una mano en su hombro. —¿les damos una oportunidad?

Ella lo pensó durante un rato. Tal vez tener a más personas en la casa sería divertido, y tener dos nuevas amigas podría ser emocionante. La idea de tener con quién jugar la ponía feliz. Y como nunca había tenido una madre, tener a Lady Tremaine sería muy interesante de experimentar. Por otro lado, también notaba la ilusión que le hacía a su padre tener una nueva esposa, y formar una familia todos juntos.

Princesas Disney en el siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora