Princesas Disney en el siglo XXI

4. Aurora

   En el centro de Fantasy. Precisamente en la parte superior de South Fantasy, vivían los propietarios de Blessforyou, una organización con la misión de llevarles objetos de necesidad a familias en estado de pobreza y niños huérfanos.
Esos propietarios eran Estéfano y Flor, una pareja que ansiaban ser padres desde hace meses, y finalmente lograron cumplir su sueño.

Flor y Estéfano tuvieron una bebé la cual nombraron Aurora. Y celebraron su nacimiento con su bautizo, seguido de una gran fiesta.

—Cariño, en la lista olvidaste agregar a Maléfica. —Le dijo Flor con la bebé en brazos, dos semanas antes del bautizo.

—No lo olvidé. No quiero que se asome a nuestra mansión.

—¿Por qué? Se que hace tiempo no se hablan, pero han pasado varios años, y es la única de la cuidad a la cual no invitaste...

—Sabes como se obsesionó conmigo cuando la dejé por ti.

—¿A quién no le dolería que su novio, la persona a la cual le abrió su corazón y su alma, la dejen por otra mujer con la excusa de que tiene más dinero?

—Por ser reportera escribió algunos artículos sobre nosotros, ¿recuerdas? No se que podrá escribir de nuestra princesa si llega a mirarla...

—Solo... no quisiera que pasara lo mismo qué pasó con tu madre...

—¿Hablas de los sicarios que la mataron hace un año? No creo que haya sido ella de todos modos.

—Ojalá...

El ansiado bautizo de Aurora finalmente había llegado, y todos los invitados estaban presentes, incluidas las mejores amigas de Flor. Fauna, Primavera y Flora.

—¡A ver a la bebé! —Dijo Primavera empujando a Flora.

—¡Quítate, gorda! —Le dijo empujándola.

—¡Ya, no griten! —Dijo Fauna. —Estamos frente a una recién nacida.... —Se acercó a verla.

—Eres una.... —Empezó a decir Primavera, pero Fauna le hizo una seña para que se lo guardara.

—¿Les gustaría ser las madrinas de Aurora? —Preguntó Estéfano al verlas tan emocionadas viendo a su hija.

—¡Claro que si! —Gritaron a la vez.

—Me voy a encargar de mimarla tanto que será la niña más hermosa del mundo. —Dijo Flora.

—Yo voy a enseñarle a cantar hermosas melodías... —Dijo Fauna. —Le enseñaré todas las que me se.

—Y yo... —Empezó a decir Primavera. Pero las puertas de la casa se abrieron de golpe dejando ver a una mujer de piel pálida, pómulos muy marcados, ojos color verde vibrante, cabello negro recogido en una larga y alta cola, vistiendo un vestido extremadamente ajustado de color negro y morado, que la cubría por todas partes, y sobre él un abrigo negro. Apenas entró a la mansión nadie pudo despegar sus ojos de ella. Llamó la atención de cada uno de los invitados, y principalmente de Estéfano y su esposa.

—Vaya... —Dijo fuerte mientras sonreía de una manera algo cínica a todos los invitados. —Hola, Estéfano... —Se le acercó haciendo sonar sus tacones de aguja. —Veo que tuviste una bebita... —Miró a Aurora.

—Maléfica.... —Susurró Estéfano mientras su esposa cargaba a la bebé sacándola de la cuna rápido.

—¡Oh, tranquila! —Le dijo a Flor. —Esa bebé no me interesa... por ahora...

—¿A qué te refieres con eso? —Preguntó Flor algo asustada.

—A que, sí fuera ustedes... en especial tú. —Miró a Estéfano. —No le quitaría los ojos de encima en ningún momento.... aunque, —Posó uno de sus dedos sobre su labio de forma pensativa. —de hecho yo tampoco le quitaré los ojos de encima. —Les dijo sonriendo. —Una carita tan angelical como esa va a ser difícil de olvidar... —Se le acercó a Flor, pero Estéfano se lo impidió.