Ya era sábado en la tarde, y Ella debía ir a un mercado a comprar alimentos. En ese mercado vio a su ex empleada Sofía, que tenía a dos hermosos hijos chiquitos caminando con ella por todo el mercado.—¿Sofía? —Se le acercó.
—¿Ella? ¿Eres tú? —La miró de pies a cabeza, impresionada por lo mucho que había crecido.
—¡Sí! —Y la abrazó con fuerza.
—¿Qué haces aquí? —Dijo abrazándola.
—Vine a comprar algunas frutas que hacían falta en casa.
—¿Sigues viviendo con esas brujas?
—Lamentablemente. Pero ya falta poco para que encuentre una solución.
—Pero tienes diecinueve, te puedes mudar sin problemas. ¿Por qué te quedas allí si te tratan tan mal?
—Porque le hice a mi padre una promesa cuando era muy pequeña, que siempre amaría la casa donde fuimos tan felices los dos. Fue la casa donde él y mi madre vivieron juntos antes de tenerme. Ellos amaban nuestra casa, y ahora que no están, yo la amo por ellos. Es mi hogar.
—Oh... Eso fue muy bonito...
—Bueno, también es que no tengo dinero como para mudarme, el único trabajo de medio tiempo que tengo me pagan 30 dólares la hora y debo dárselos a mi madrastra o me amenaza con dejarme en la calle... Y no quiero eso...
—Mejor cambiemos de tema. Te presento a mis hijos. —Agarró al niño mayor, el más delgado de los dos. —Él es Jack, tiene tres años y es muy inteligente y hablador.
—Hola, Jack —Le dijo sonriendo. —Soy Ella.
—Hola, Ella. —Le sonrió. —Eres muy bonita.
—Muchas gracias.
—Y él es Gus. —Dijo agarrando al otro niño. —Tiene dos añitos y ama jugar a la lucha.
—Mucho gusto, Gus.
—Hola, Ella. —Le hizo señas de puños.
—¿Quieres pelear? —Dijo divertida y simuló jugar a la lucha con él.
—¿Vas a la fiesta hoy?
—No creo... No tengo un vestido...
—¿Sabes? Te juro que recuerdo que en tu ático había un armario con vestidos viejos de tu madre.
—¿Ah sí?
—Sí.
—No lo sabía... gracias. —Le sonrió y siguieron hablando un rato.
Al llegar a casa, Ella subió a arreglar un hermoso vestido rosado que estaba en el armario de su madre, y para cuando eran las siete, ya sus hermanastras estaban listas junto a su madrastra. Pero Ella recién había terminado, así que se apuró a vestirse y a ponerse una vincha blanca en el cabello, fue lo único que pudo encontrar. Bajó corriendo y consiguió alcanzarlas antes de salir de la mansión.
—¡Esperen! —Exclamó.
—¿Eh? Cenicienta, ¿qué tienes puesto? —Cuestionó su madrastra.
—¿Les gusta? Era de mi madre... —Dijo dando una vuelta luciendo su muy lindo vestido.
—¿Qué van a pensar los demás al verte con ese trapo viejo?
—¿"Trapo viejo"? Pero lo acabo de arreglar. No tengo otra cosa para ponerme que no sea esto.
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Princesas Disney en el siglo XXI
No FicciónEn este libro de cuentos verán las clásicas princesas de Disney vivir en el siglo XXI. -Blanca Nieves y los siete enanos. -Cenicienta. -La Bella durmiente. -La Sirenita. -La Bella y la bestia. -Aladdín. -Pocahontas. -Mulán. -La princesa y el sapo. ...