Veinte

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Sabía que no debía ilusionarme, ya había pasado una vez y terminó mal... Esta vez terminé igual, por lo menos me di cuenta antes de que fuera demasiado tarde. Mis amigas me motivaban de que lo hiciera, de que le hablara, le saludara, le escribiera... Sabía que terminaría mal pero seguía confiada de que tal vez podría lograrlo. Pero... ¿Cómo haces que a otra persona le deje de gustar otra para que le gustes tú? Tienes que ser... No sé, pero lo sea que tengas que ser no soy yo. Bueno... Ahora me toca seguir adelante y ya, no puedo hacer nada más. Así que, me rindo... Y he aprendido que a veces rendirse no es tan malo, porque hay que dejar ir para que después venga algo mejor.

Lo que nunca dijeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora