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ATENCION: TODOS LOS PERSONAJES Y SITUACIONES SON FICTICIOS. Disfruten:)

Eran las 7 am del dia siguiente cuando baje a la cocina a hacerme algo de comer.
Me sentia extraña en esta casa, apenas y pude dormir, tenia la sensacion de correr peligro todo el tiempo.

- Que madrugadora - dijo Ovidio entrando a la cocina.

Tenia aspecto de recien levantado. El cabello despeinado y la voz ronca.

- ¿Que hay pa' desayunar? - se paro detras de mi para ver sobre mi hombro.
- Quesadillas - susurre apenas ya que me ponia nerviosa tenerlo cerca.
- mmhta madre, ¿No sabes cocinar o que chingados? - se alejo de mi para servirse un vaso de agua
- Pues cocinar no es mi hobbie favorito - le di una mordida a mi quesadilla
- tu Ho...¿que? - me miro como si estuviera loca - Hableme en un idioma que entienda, mija - bebio su vaso de agua entero.

Me limite a poner los ojos en blanco y seguir comiendo.

- Come o se te va a enfriar, Guzman - termine mi desayuno y me puse de pie - apurate, ¡quiero ver a los caballos! -

Despues de 15 minutos ambos salimos por una puerta que daba al patio que estaba en la cocina.
Me guio hasta un establo enorme, era del tamaño de mi casa.

- Aqui solo tengo tres - se puso un sombrero - En Culichi tengo los demas - me abrio la puerta.
- No puede ser - susurre asombrada viendo los ejemplares que tenia enfrente - Son hermosos - me acerque a acariciar a uno de color negro.
- Pues ahi donde me vez soy un hombre humilde apasionado a los caballos - sonrio - Ese se llama Rambo - dijo refiriendose al caballo que yo abrazaba. - Ella es Chula - señalo una hembra de color blanco y manchas cafes - Y aquella - señalo a una yegua joven de color amarillo que estaba resoplando - No tiene nombre acaba de llegar y es mas bronca que la chingada - sonrio orgulloso de sus animales.
- Son preciosos - me aleje de Rambo y me acerque a Chula - Los caballos son mi animal favorito - acaricia la frente de chula y se sentia tan suave.
- Que bueno que lo dices - se paro a mi lado - Yo solo me hago cargo de ellos, me vendria bien una ayuda - sonrio y acaricio a Chula. - El veterinario viene a checarlos una vez al mes y cuando hay una emergencia -

Estuvimos en silencio unos minutos mientras les dabamos de comer a los caballos.

- Ensilla a Rambo, iremos con Don Gustavo - me dijo mientras ensillaba a Chula.
- No, yo quiero montar a la nueva - sonrei y camine hacia ella.
- ¡Estas loca! - me tomo del brazo y me jalo - Te va a matar, si a mi me tiro, imaginate tu que pesas como 3 gramos - dijo con el ceño fruncido
- mmh, bueno - rodee los ojos y saque a Rambo de su cubiculo.

Una vez ensillados ambos caballos nos montamos en ellos y salimos con rumbo que yo desconocia.
Despues de unos minutos nos detuvimos en una casa mucho mas pequeña que en la que yo quedaba.
Bajamos de los caballos y los amarramos al cerco.

- Aqui viven Don Gustavo y Doña Flor - toco la puerta y a los segundos esta se abrio dejando ver a Don Gustavo.
- Buenos dias, Patron - se hizo a un lado para que pasaramos - Buenos dias, niña - sonrio
- Buenos dias, vine a ver como sigue Doña Flor - sonrio quitandose el sombrero que tan bien se le veia.

El señor nos guio hasta una habitacion donde habia una anciana en la cama, se veia muy feliz de ver a Ovidio.

- Señor, me da gusto verlo - tosio y se cubrio con la mano.
- A mi tambien, ya se ve mejor - se sento a la orilla de la cama.
- y me siento mejor, gracias - dijo sonriendo y entonces centro su mirada en mi. - ¿Quien es esta plebe tan bonita? - sonrio
- Soy tn - le respondi con un poco de pena
- Esta haciendo su trabajo mientras usted se pone al 100 - dijo Ovidio mirandome - Pero cocina de la chingada - rio
- Puede aprender - dijo riendo la mujer. - Yo con gusto te enseño, niña -
- Voy a ir a hablar con don Gustavo sobre algo de la seguridad - Se puso de pie - Te la encargo, loca - me susurro al oido y se fue.

Tome asiento donde antes estaba Ovidio y trate de fingir que tenerlo cerca no hace que todos mis sentidos enloquezcan.

- Se ve que eres una buena niña por eso te voy a decir algo - me hizo una seña para que me acercara a ella - Ten cuidado con el patron, es muy ojoalegre - me dijo casi susurrando - Y por lo que veo ya te echo el ojo -
- No lo creo, doña flor - rei tratando de ocultar mi nerviosismo. - Ademas es casado - suspire
- Eso nunca lo a detenido - nego con la cabeza - hace unos cuatro años hubo una fiesta en el rancho de Don Joaquin, todos estabamos invitado asi que lleve a una sobrina conmigo - hizo una pausa - Ovidio quedo encantado con ella, la saco a bailar y no se le despego. Gran error porque a la señora Francia no le parecio -
- Ya me dijo don Gus que es muy especial su mujer - dije interrumpiendola
- Lo que le sigue - susurro y rio un poco - Bueno, para no darle tantas vueltas a los dos dias a mi sobrina la levantaron, la golpearon y la amarraron a un poste de luz sin ropa - suspiro - Por suerte no la mataron pero tuvo que irse de Culiacan -
- Fue...¿Fue la señora Francia? - le respondi algo sorprendida
- Si, ella misma lo confeso - dijo asintiendo con la cabeza - Por eso ten mucho cuidado - susurro y guardo silencio al ver a Ovidio entrar
- Mija, ya nos vamos - me miro - ¿Como la trato esta pinche loca, Doña flor? - dijo riendo
- Muy bien, es buena niña - me dio una mirada complice y sonrio.

Nos despedimos de la pareja de adultos mayores y nos fuimos.

- ¿Hay alguien cuidando el rancho? - le pregunte mientras cabalgabamos de regreso.
- Aun que no los veas hay un hombre cada diez metros - respondio con la mirada clavada al frente.
- Quiero domar a la yegua nueva - dirigi mi mirada a el para ver su reaccion.
- Que no, chingada madre - nego con la cabeza - Eres una mujer - se acomodo el sombrero

Abri la boca del asombro y detuve al caballo. ¿Esta diciendo que no puedo por ser mujer?.

- Hare que te comas tus palabras - dije firme
- simon - dijo riendo y se detuvo para mirarme - Estas bien tumbada del burro, plebe - siguio andando en el caballo - Hasta el nombre te dejare ponerle si lo haces - grito cuando hizo correr a su caballo.

Cuando llegamos al establo, Ovidio bajo sin ningun problema de la yegua y me miro.

- Te ayudo - puso sus manos en mi cintura y me ayudo a bajar.

Quedamos parados pecho contra pecho entre los caballos. Sentia su respiracion en mi frente y sabia perfectamente que si levantaba la cara un poco mis labios tocarian los suyos. Algo muy dentro de mi lo deseaba jodidamente mucho pero yo no me dejaba llevar por instintos.

- No necesitaba ayuda - di un paso atras y vi su mirada clavada en el escote de mi blusa. - ¿Que paso, mijo? No se le vaya a caer la baba - rei al poder usar sus palabras contra el.

Se quedo mudo y yo sali triunfante del establo. Tal vez la yegua no era a la unica que tenia que domar, sino tambien a esta extraña sensacion en mi interior.

Loca - Ovidio Guzman y tn -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora